Cientos de asesinados
El empeño de las familias, alentadas por el hallazgo de los cuatro esqueletos, facilitó un nuevo proyecto de la Asociación de Familiares de Represaliados por el Franquismo en La Sauceda y el Marrufo. Con el apoyo económico del Grupo Festina, cuyo fundador es nieto y bisnieto de republicanos fusilados en El Marrufo, el 1 de julio de 2012 arqueólogos, antropólogos, historiadores, estudiantes y voluntarios comenzaron a trabajar en la excavación. Rescataron los restos de 28 personas enterradas en siete fosas comunes. Todas eran adultas. Veintitrés eran hombres y cinco mujeres. Tenían entre algo más de 20 años y una edad anciana.
Pero estos 28 son solo una parte. Sabemos los nombres de más de 50 personas fusiladas en todo el valle de La Sauceda. Y los historiadores calculan que el total de cadáveres enterrados clandestinamente por el resto del cortijo y el valle puede ser de varios centenares.
Pero estos 28 son solo una parte. Sabemos los nombres de más de 50 personas fusiladas en todo el valle de La Sauceda. Y los historiadores calculan que el total de cadáveres enterrados clandestinamente por el resto del cortijo y el valle puede ser de varios centenares.
Con los resultados obtenidos en las catas arqueológicas realizadas en el Marrufo en 2011, el Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar se planteó una segunda campaña en el verano de 2012. Esta campaña fue una intervención arqueológica de envergadura para recuperar científicamente los cuerpos de las personas asesinadas y enterradas en el cortijo durante la guerra civil y localizar aquellas otras posibles fosas que pudieran existir dentro del perímetro fijado para la intervención. El foro contó para ello con un equipo multidisciplinar compuestos por arqueólogos, antropólogos físicos, topógrafos, historiadores y peones especializados. Además colaboraron estudiantes que acudieron a un campo de trabajo voluntario, la mayoría alumnos universitarios de Historia, Humanidades, Antropología Física, etc. La campaña comenzó el 2 de julio de 2012 y acabó el 9 de octubre del mismo año.
Los arqueólogos pudieron localizar y documentar un total de siete fosas comunes, cinco de ellas colectivas y dos individuales. Los antropólogos físicos dirigieron los trabajos para la extracción y recuperación de los 28 cuerpos hallados, cinco de ellos de mujeres y 23 de hombres. Asociados a estos cuerpos, se recuperaron una gran cantidad de objetos personales, balas, proyectiles y alambres con los que muchos habían tendido las manos atadas.
El proyecto de exhumación estuvo coordinado por Andrés Rebolledo Barreno, presidente de la asociación de familiares, con Francisco Gómez como adjunto. El equipo técnico lo formaron Jesús Román Román, coordinador de las actuaciones arqueológicas; Juan Manuel Guijo, responsable del estudio antropológico físico; Manuel Castro Rodríguez, responsable de los trabajos topográficos; y Fernando Sígler Silvera, coordinador de las investigaciones históricas.