Prisioneros en los batallones disciplinarios de la posguerra

Juan Álvarez Palma, cocinero de profesión, nació en El Puerto de Santa María el 2 de enero de 1919 y fue vecino de Huelva, ciudad en la que le sorprendió el golpe de Estado del 18 de julio de 1936. A la edad de 17 años fue procesado el 20 de marzo de 1937 en un consejo de guerra celebrado en Huelva y condenado, por aquellos que precisamente se sublevaron contra la legalidad republicana, a 12 años y 1 día de prisión por el “delito” de rebelión militar. A falta de poder consultar en el Procedimiento Sumarísimo de Urgencia las causas que motivaron esta sentencia, es preciso señalar la arbitrariedad, impunidad y parcialidad que se desprenden de los informes insertos en su expediente. El de la alcaldía de Huelva: “… se dice que simpatizaba con el funesto Frente Popular, no se tiene noticia de su actuación durante el dominio rojo en esta capital, es persona que observó buena conducta moral”. El del comandante del puesto de la Guardia Civil va un poco más allá: “… Antes del Glorioso Movimiento Nacional era muy izquierdista, y aunque no se pudo comprobar debió tomar parte en los desmanes cometidos en esta capital durante el dominio rojo, ya que posteriormente intentó marcharse de la misma por el mar en unión de un tal Enrique Pavón”. A pesar de todo, fue condenado a 12 años de prisión y tuvo que penar en las prisiones provinciales de Álava y Bilbao.

Como la inmensa mayoría de presos, Juan Álvarez también se benefició de las supuestas medidas humanitarias de la justicia franquista al conceder conmutación de penas, medidas que al fin y al cabo sólo perseguían paliar la terrible masificación en las prisiones y el coste económico que suponían. Pero a Juan le ocurrió un caso que demuestra de nuevo la perversidad de la burocracia del nuevo régimen. En noviembre de 1943 su expediente carcelario pasó por la Comisión Provincial de Huelva de Examen de Penas, la cual propuso que se conmutara la pena inicial de 12 años y 1 día por la de 6 años y 1 día. Sin embargo, la Comisión Central dictaminó que la conmutación de pena quedaría finalmente en la seis meses y un día. Es decir, la condena de Juan se tendría que haber cumplido, si hubieran obrado con más urgencia en las revisiones, en ese mismo año de 1937, y no el 6 de agosto de 1941, fecha en la que salió en libertad condicional desde la Prisión Provincial de Bilbao.

Llegados a este punto, parecería que Juan Álvarez ya habría cumplido con el rodillo represivo de la justicia militar, pero no ocurrió así. Seis meses después de haber salido de prisión, en febrero de 1942, fue convocado por la caja de reclutas n.º 18 de Cádiz. Al igual que miles de excarcelados comprendidos entre los reemplazos de 1936 a 1941, Juan era del reemplazo del 40, fue llamado a filas para hacer el servicio militar en el ejército rebelde, y dado sus antecedentes, fue declarado como desafecto y obligado a trabajos forzados en unidades disciplinarias.

Así pues, tras un breve paso por el campo de concentración de Unamuno (Madrid) y/o el de Reus (los dos son citados en la documentación), ingresó el 14 de febrero de 1942 en la 1ª compañía del Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores Penados n.º 94. Su primer destino fue en Lezo (Gipuzkoa), donde permaneció hasta el 4 de septiembre de 1942, cuando la unidad pasó a depender de la Subjefatura de Batallones Disciplinarios de la IV Región Militar en la plaza de Cervera (Lleida). El 19 de octubre fue trasladado a Organyà, también en Lleida, y allí permaneció hasta finales de año.

En 1943, con motivo de la nueva organización dada a los batallones de prisioneros, el BDSTP n.º 94 pasó a formar parte de la Agrupación de Batallones de Soldados Trabajadores Penados de la II Región Militar. Juan Álvarez partió el 2 de enero junto a su batallón hacia Balaguer (Lleida), para tres días después embarcar en la costa con destino a Rota, donde quedaría emplazada la nueva plana mayor, y a la que llegó el 8 de enero.

Ya en la provincia de Cádiz estuvo en los destacamentos de Sanlúcar de Barrameda y en el de la Almadraba (Rota), aunque en junio de 1944, por pasar a la 3ª compañía del batallón, fue destinado a San Juan del Puerto (Huelva). Finalmente, el 29 de julio de 1945, tras 3 años, 5 meses y 15 días, emprendió la marcha para su residencia en la calle Fray Juan Pedro de Huelva, “… al haberle sido concedido los beneficios de permiso ilimitado por llevar en filas un tiempo igual al servido por su reemplazo de 1940”.

Fuente: Archivo General Militar de Guadalajara. Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores Penados. 2ª Agrupación. Caja 301520, expediente 363.
Informe del comandante del puesto de la Guardia Civil de Huelva
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