Prisioneros en los batallones disciplinarios de la posguerra
José Olmedo Núñez, natural de Ubrique, petaquero de profesión y afiliado a la UGT, nació el 16 de enero de 1916. En una fecha que no se especifica en su expediente personal fue procesado y condenado a 14 años por auxilio a la rebelión, una de las sentencias por las que el ejército sublevado juzgaba precisamente a aquéllos que habían defendido la legalidad republicana.
El 2 de octubre de 1937 fue condenado a trabajos forzados en el batallón disciplinario de trabajadores n.º 48, emplazado en Azcuna (Bilbao). Permaneció en esta unidad hasta abril de 1939, cuando causó baja para pasar a la cárcel de Ubrique. Fue recluido también en la Prisión de Partido de Jerez de la Frontera, en el Penal de El Puerto de Santa María y en la Colonia Penitenciaria Militarizada de Montijo (Badajoz).
A finales de 1943 se encontraba en libertad condicional, pero al pertenecer a una de las quintas que desde 1936 a 1941 no habían realizado el servicio militar con el régimen golpista, fue llamado a filas por la caja de reclutas n.º 18 de Cádiz, clasificado como desafecto y condenado de nuevo a trabajos forzados en el sistema concentracionario.
Tras ser encarcelado durante 3 meses en la prisión militar del Castillo de Santa Catalina (Cádiz) fue conducido a Algeciras el 21 de abril de 1944 para ingresar en el Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores Penados n.º 96, pasando, entre otros destinos, por Punta Paloma (Tarifa) y Conil de la Frontera.
En agosto de 1944 fue internado en el Hospital Militar de Algeciras tras “sufrir una caída con resultado de intenso hematoma en tobillo derecho y posible fractura de maleolo”.
A finales de 1944 fue trasladado Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores Penados n.º 92 y consiguió el licenciamiento en julio de 1945, fijando su residencia en la calle Norte de Ubrique.