Prisioneros en los batallones disciplinarios de la posguerra
El expediente personal de Joaquín Ramos Camargo es muy exiguo en documentos, apenas nos permite formamos una leve instantánea de su paso por el sistema concentracionario franquista. Su ficha de filiación (sin fechar) nos dice que era vecino de Espera (Cádiz), de oficio campesino y que contaba con 21 años, pero no aporta la fecha de nacimiento.
Sin embargo, los informes de alcaldía y de la Falange local sí son más concretos. Según estos informes, antes del golpe de estado del 18 de julio de 1936, Joaquín perteneció a la sociedad “Espera Obrera” y estuvo afiliado a las Juventudes Comunistas. Esta sociedad obrera ha sido estudiada por el historiador Fernando Sígler en su libro “La Reforma Agraria en Espera. Francisco Garrido, pionero de los asentamientos campesinos de la II República en Andalucía“. De las primeras experiencias de reparto de tierras llevadas a cabo en Andalucía, dicha sociedad campesina puso en práctica un ensayo de cultivo colectivo de la tierra en latifundios que la casa ducal de Medina de Rioseco poseía en el término de Espera.
Los informes también informan que en diciembre de 1939 fue detenido por la guardia civil de su pueblo por haberse fugado del campo de concentración de Castuera (Badajoz), y que tras su liberación observó bueno conducta hasta su incorporación a filas.
Como miles de excarcelados que no habían cumplido el servicio militar en el ejército franquista, independientemente de que lo hubieran hecho con el de la República, Joaquín Ramos habría sido convocado por su correspondiente caja de reclutas, y dado sus antecedentes, condenado a trabajos forzados en unidades disciplinarias.
De este modo, ingresó el 12 de abril de 1942 en el Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores Penados n.º 96. De su permanencia en este batallón sólo se aporta el dato de que se evadió en diciembre de ese año cuando la unidad estaba destacada en Alcalá de Guadaíra (Sevilla). Se ignora, por tanto, su fecha de licenciamiento.