Prisioneros en los batallones disciplinarios de la posguerra

Benito González García, barbero de profesión, nació en San José del Valle el 11 de febrero de 1917. Su expediente personal de soldado trabajador en unidades disciplinarias apenas aporta información sobre su etapa anterior al fin de la guerra. Sólo se referencia que en agosto de 1937 estuvo destinado en el Regimiento de Infantería “Ceriñola” n.º 51 y que salió en libertad condicional de la Prisión-Fortaleza del Hacho (Ceuta).

A pesar de que un informe de la guardia civil destaca su buena conducta y que no perteneció a ningún partido político antes del golpe de Estado, Benito González se vería afectado con toda seguridad por la orden de 20 de diciembre de 1939, por la que se obligó a todos los jóvenes comprendidos entre los reemplazos de 1936 a 1941 a incorporarse a filas en el ejército sublevado, hubieran hecho o no el servicio militar con la República. Al pertenecer al reemplazo de 1937, fue convocado por la caja de reclutas n.º 18 de Cádiz y, dados sus antecedentes de excarcelado, condenado a cumplir el servicio militar en batallones disciplinarios.

Así pues, tras permanecer en el campo de concentración Miguel de Unamuno (Madrid) de septiembre a diciembre de 1942, fecha de disolución del campo, ingresó el día 26 de dicho mes en la tercera compañía del Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores Penados n.º 96, cuya plana mayor residiría en Alcalá de Guadaíra (Sevilla) hasta junio de 1943.

La estancia de González García en el BDSTP n.º 96 estuvo jalonada de continuas entradas y salidas en hospitales, al igual que le ocurrió a miles de prisioneros a causa de las infrahumanas condiciones de vida, escasos alimentos y trabajos extenuantes. El 9 de marzo de 1943 ingresó en el Hospital Militar de Sevilla por parálisis en un brazo y se le dio el alta el 4 de abril. En el mes de mayo reingresó de nuevo, esta vez por padecer tracoma, y a pesar de las circunstancias, tras comparecer ante un tribunal médico, fue declarado útil para seguir prestando sus servicios de trabajador forzado.

A partir de junio de 1943 ya se encontraba en el Campo de Gibraltar, en el nuevo emplazamiento del batallón en el paraje tarifeño del Alto Aragonés. En octubre y diciembre del mismo año fue internado ambas veces en el hospital de Tarifa, aunque la documentación no especifica las causas ni los tiempos de permanencia. Nada sabemos de Benito hasta que el 4 de octubre de 1944, día en que sufrió un accidente cuando su destacamento se encontraba en Punta Paloma (Tarifa). Se cayó desde una pasarela mientras transportaba una carretilla.

En febrero de 1945 su padre solicitó que le fuera concedido el permiso ilimitado ya que se le había concedido libertad definitiva por la condena que le había llevado a prisión, pero se denegó la petición alegando que aún no había servido el tiempo estipulado a los de su reemplazo de 1937. No recibió la baja definitiva hasta agosto, tras 2 años, 7 meses y 2 días en el batallón disciplinario.

Fuente: Archivo General Militar de Guadalajara. Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores Penados. 2ª Agrupación. Caja 301683, expediente 3779.
Vale por una cuchara y un plato.
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