Emoción, agradecimiento y rigor. Son los tres sustantivos que mejor definen lo que ha sido el segundo aniversario de la Casa de la Memoria La Sauceda, celebrado entre el miércoles 14 y el domingo 18 de noviembre de 2018 con el salón de actos siempre lleno de público, sabiduría y compañerismo.
RIGOR
Una veintena de historiadores e investigadores de la memoria histórica de Andalucía participó el sábado 17 de noviembre en un encuentro celebrado en la Casa de la Memoria La Sauceda, en Jimena de la Frontera, Cádiz. Era uno de los actos programados para el segundo aniversario de la casa y a él asistieron investigadores llegados desde diversos lugares de las provincias de Córdoba, Sevilla, Málaga, Granada y Cádiz. Todos venían con un objetivo muy sencillo: escuchar a Fernando Sígler, doctor en Historia, y encargado de organizar e inventariar todos los documentos que alberga el archivo la casa, que les explicó en detalle el resultado de la primera fase de su trabajo: qué es lo que contienen los archivos de la casa, cómo están organizados y cómo se pueden consultar.
El archivo documental de la Casa de la Memoria forma ya parte del censo-guía de Archivos de España e Iberoamérica y se puede acceder a él a través de la página web del Ministerio de Cultura y Deporte. Sus fondos incluyen documentos originales procedentes de archivos personales y de diversas instituciones. También alberga numerosos documentos que son reproducción fotocopiada o digital de documentos de archivos públicos y privados, civiles y militares que pueden ser útiles para estudios de memoria histórica. Las provincias de Cádiz y Málaga y las sierras de Ronda y Cádiz son el ámbito geográfico al que hacen referencia la mayoría de esos documentos, entre los que están las copias de los sumarios y procedimientos judiciales de gran parte de los represaliados por el franquismo en este sector de Andalucía.
Los historiadores e investigadores participantes eran José Luis Gutiérrez Molina, Cristian Triviño, Antonio Morales Benítez, Manuel Almisas, Felipe Barbosa, Santiago Moreno, Agustín Almagro, Tito Benady, Salustiano Gutiérrez, José González , Benito Trujillano, Luis Naranjo Cordobés, Juan Luis Blanco, Manuel Ramírez, Michael Netto, Javier Pérez Guirao, Tito Vallejo, Elena Vera, José Javier Carreño Soler, Francisco Hidalgo e Ignacio Trillo.
Todos ellos participaron luego en un coloquio en el que sugirieron ideas para futuras iniciativas. La primera de ellas es seguir manteniendo el contacto entre todos. La segunda, dar a conocer la existencia de la Casa de la Memoria y su archivo a cuanta más gente mejor, cada uno en su ámbito profesional, laboral y social. Santiago Moreno, historiador gaditano, propuso que cada uno de los presentes aportase a la casa parte de sus archivos personales, para así poner a disposición de todo el mundo lo que a veces se guarda para futuros proyectos que nunca llegan a ver la luz. Otros historiadores propusieron que se deberían incorporar al archivo de la casa toda la información de los archivos municipales y registros civiles de las localidades de Cádiz y Málaga de los que aún no se dispone. Antonio Morales propuso la creación de un comité científico para arropar las actividades de la casa. Luis Naranjo Cordobés expresó dos ideas básicas: la necesidad de que el trabajo de los historiadores e investigadores vaya siempre unida a quienes trabajan en el movimiento memorialista desde el ámbito social, familiar, de las víctimas o político y que todos juntos deben seguir luchando para que el discurso de la verdad, la reparación y la justicia llegue a ser el hegemónico en toda la sociedad española.
Francisco Hidalgo, que forma parte del Equipo de Coordinación Pedagógica en materia de Memoria Histórica y Democrática de la Consejería de Educación, que se puso en marcha el curso pasado, explicó que los objetivos del mismo se resumen en la elaboración de todo tipo de material educativo (unidades didácticas y fichas de trabajo) que trabaje de manera transversal la Memoria y el diseño de cursos de formación en Memoria para impartirlos entre el profesorado andaluz. Otro de los asistentes al encuentro de historiadores, Salustiano Gutiérrez, también forma parte de dicho equipo. Por ahora, se han confeccionado 11 unidades, pero hay muchas más proyectadas. Hidalgo añadió: “Los temas son variados, y el trabajo que se está llevando a cabo es de gran calidad. Además, las actividades propuestas se pueden contextualizar en todos los niveles, desde la Primaria hasta el Bachillerato. Por otra lado, el equipo ha apostado por dotar de contenido la conmemoración del día de la Memoria Histórica (14 de junio) en los centros escolares”.
Todos los asistentes al encuentro visitaron luego el valle de La Sauceda, enclave donde la sierra de Málaga entra en la de Cádiz, lugar donde se consumó uno de los genocidios menos conocidos del franquismo: la destrucción para siempre de un pueblo y el fusilamiento de buena parte de sus supervivientes, que fueron encerrados en un cortijo, el Marrufo, convertido en centro de detención, tortura y fusilamientos.
Los responsables de Foro y Afresama les explicaron todo lo realizado desde comienzos de siglo XXI para recuperar esta historia, para descubrir parte de las fosas comunes donde fueron enterradas clandestinamente las víctimas de los asesinatos y exhumar sus cuerpos, para darles un entierro digno y para perpetuar la memoria de este pueblo y hacer pedagogía antifascista en la Casa de la Memoria.
AGRADECIMIENTO
Este encuentro de historiadores fue uno de los diferentes actos que Foro y Afresama organizaron entre el 14 y el 18 de noviembre para celebrar el segundo aniversario de la casa. El primero fue un agradecimiento público al pueblo de Gibraltar por la acogida y la ayuda prestada en 1936 a las miles de personas que huyeron al Peñón para escapar del terror franquista que empezó a fusilar a inocentes el mismo 19 de julio. Más de 5.000 personas salvaron así la vida. Entre julio y septiembre muchas de ellas fueron acogidas en tiendas de campañas instaladas en el llamado campo neutral, lo que hoy es el aeropuerto. A partir de octubre los refugiados comenzaron a ser enviados en barcos a Málaga, Tánger y otros puertos extranjeros o bajo control de la República. Unas 400 personas se quedaron a vivir para siempre en Gibraltar.
El homenaje al pueblo gibraltareño resultó muy emotivo y participativo. El salón de actos de la casa se llenó y el foro entregó varias distinciones. Una de ellas fue para Unite, organización heredera del Transport and General Workers Unión (TGWU), sindicato cuyos afiliados en el astillero de Gibraltar repararon en sus horas libres y sin cobrar el buque José Luis Díez, que en 1938 tuvo que refugiarse en el puerto de la Roca tras ser atacado por la flota franquista al cruzar el Estrecho. Otra distinción fue para Aida Barea, hermana de un muchacho de 16 años que fue asesinado en La Línea por las tropas sublevadas llegadas desde Algeciras que el 19 de julio dispararon contra las personas que se habían concentrado junto al cuartel de Ballesteros en defensa de la República y en solidaridad con los militares que se habían mantenido fieles a ella. Aida vive en Gibraltar desde 1936 porque su familia se refugió allí temiendo que su padre, comerciante afiliado a Izquierda Republicana, fuera asesinado por los franquistas. Otra distinción la recibió Tito Benady, historiador gibraltareño de 89 años a quien nadie ha tenido que contar qué pasó en aquellos días de julio del 36 porque él recuerda perfectamente y con nitidez cómo cientos de vecinos de La Línea empezaron a llegar por todos los medios a la bahía de Los Catalanes, donde él estaba junto a su madre disfrutando de un plácido domingo de playa.
Hubo también una distinción para José Netto, histórico dirigente del sindicalismo gibraltareño que recibió su formación práctica e ideológica de los sindicalistas de la CNT y de otros republicanos campogibraltareños refugiados en el Peñón. Sus hijos Michael y Jaime recogieron la distinción ya que Netto, que va a cumplir 89 años no puso asistir. El homenaje concluyó con la proyección de la película documental Gibraltar 1936.
EMOCIÓN
Los actos concluyeron el domingo 18 con dos homenajes sencillos pero sentidos. El primero sirvió para recordar a las miles de personas que fueron asesinadas por fuerzas de los ejércitos español, alemán e italiano cuando huían desde Málaga a Almería por la carretera de la costa. Una niña superviviente de aquel genocidio atroz reside hoy en Algeciras. Su nombre es Ana Pomares Ruiz, vive en el barrio de Pescadores y está próxima a cumplir los 91 años. Ana colabora siempre con las entidades memorialistas cuando se le reclama para recordar y denunciar aquel crimen de lesa humanidad. Por eso, por no haber olvidado y por colaborar siempre que se la llama con el movimiento memorialista, recibió sendos regalos y el aplauso de todos los que llenaron el salón de actos de la casa.
El segundo homenaje fue para Carlos Perales Pizarro, investigador de la memoria histórica, colaborador del foro, responsable del área de Memoria en la Diputación de Cádiz y responsable de memoria histórica en la ejecutiva andaluza del PSOE. Carlos Perales falleció este verano, lo que ha dejado un gran pesar entre sus amigos y compañeros. El salón de actos de la casa se llenó de familiares de Carlos llegados desde Cádiz y Alcalá, su pueblo natal, y también de compañeros de partido y de trabajo. Carlos Perales fue el primer investigador en publicar en prensa un artículo relacionado con los crímenes franquistas de La Sauceda y El Marrufo. Fue un reportaje en los periódicos del Grupo Joly en 2004. Él fue luego colaborador imprescindible del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar en todo el proceso que en 2012 culminó con la exhumación de los restos de 28 personas asesinadas en El Marrufo.
Su viuda, Fini Gutiérrez, y su hija Irene recibieron el cariño de todos los presentes en el acto, en el que también se proyectó una pequeña entrevista con Carlos Perales grabada en vídeo en 2013 y que aún estaba inédita. Todos los asistentes al homenaje subieron luego a la tercera planta de la casa donde está el archivo que a partir de ahora se llama Carlos Perales Pizarro, según la placa descubierta en un acto tan sencillo como emotivo.