La conmoción es inevitable cuando una persona querida fallece. Por eso, como respuesta automática a la ausencia, acudimos a los recuerdos, a los objetos, a las amistades, a los espacios comunes, donde aún recrear su compañía, donde prolongar un poco más su presencia.
Y en esta triste jornada del 26 de septiembre, las personas que estábamos en la Casa de la Memoria La Sauceda, entre quienes se encontraba su amigo y compañero, Isabelo Herreros, hemos echado mano del archivo que nos dejó ese otro imprescindible, su amigo y su cómplice, Jesús Ynfante, para echar un rato más con Andrés.
Andrés y Jesús, una vez regresados a España del exilio parisino, traían una excelente experiencia como periodistas en los semanarios satíricos franceses, como Charlie Hebdo o Le Canard Enchainé y quisieron poner en marcha aquí un proyecto similar.
Con un equipo detrás, integrado por lo más granado de la crítica periodística y del humor gráfico, en el que también estaba Isabelo, acometieron la publicación que salió, con el número 0, el 27 de abril de 1984, bajo la dirección de Andrés Vázquez de Sola, cargo que abandonó al poco tiempo y que también ocupó más tarde Ynfante.
Desde el comienzo dejaron claro que no «vamos a calumniar ni a injuriar a nadie, pero sí a buscar, exigir y publicar, sin consideraciones de tipo alguno, aquellas verdades que se pretenden ocultar».
Unos principios que ponían en boca del propio cocodrilo con estos versos:
«(…) yo, amigos os prometo,
ser mordaz, pero discreto.
Os juro, por mis escamas,
que nunca me iré por las ramas,
pero que siempre diré,
la verdad de cuanto sé».
El diario se ocupó de todos los temas de actualidad, aportando ese punto sarcástico, irónico y humorístico, del que Vázquez de Sola ha sido el maestro. Tampoco creo que la crítica por la crítica haya sido nunca su objetivo final, sino más bien, la intención de advertir, la de proteger, la de aleccionar a la gente común. Su periodismo -y toda su obra, en realidad- ha sido siempre un ejercicio en el que las maniobras del poder quedan al descubierto y en el que la risa se convierte en una poderosa manifestación reivindicativa. Un arma de destrucción masiva, del adocenamiento y el borreguismo. La sátira es una punzada para espabilar a la, tantas veces durmiente, clase obrera. Creo que no exagero si digo que Andrés perseguía dejar a los poderosos con el culo al aire, pero no sólo por la mofa, sino también por el aprendizaje que en ello se encuentra. La parte ridícula de las intrincadas actuaciones de la clase política, por lo general al servicio del dinero y del ego, medrando entre las grandes e invencibles estructuras del sistema, aparecían en el Cocodrilo de sus primeros tiempos, convertidas en una crónica descacharrante, pero que, al mismo tiempo, era una denuncia, una ocurrente acusación, un divertimento cargado de exigencias y desagravios.
Asuntos como los negocios, el capital, la ambición por riquezas y patrimonios, sujetos sólo a la codicia y la búsqueda del beneficio, igualmente encontraron en El Cocodrilo una interpretación en forma de chanza. Todos los tejemanejes que, por ejemplo, hicieron famosa a RUMASA, con esta cabecera en la que aparece la abeja, logotipo de la empresa de Ruiz Mateos, llorosa y esposada.
Pero muchos temas más, en secciones en las que el juego de palabras era notorio, como «Telemaneje», «Automomios», «Cinematraca», «Cocodrilama», un crucigrama con definiciones atípicas, «Glosario de la aurora», en el que se recogían frases de personajes públicos, etc., al igual que titulares del estilo: «El ojo del perro enriquece al amo», «A lo hecho, acecho», «La casta cuesta»…
El asunto catalán, en aquella ocasión, con un cocodrilo charnego, visto por Mingote, que 40 años después nos da una cierta sensación de jour de la marmotte.
Por supuesto, siempre la economía.
La OTAN, aquello que empezó siendo «de entrada no», al «vota sí, en interés de España»
Y hasta noticias surrealistas como esta en la que los protagonistas estudian la instalación de un pabellón español en Disneyworld, en la sección llamada popularmente EPCOT, que desglosan en «Experimental Prototype Community of Tomorrow» y con la que la planean darle protagonismo a España, vendiendo artesanías y paellas.
Después de una dictadura con una tremenda presencia del militarismo, la objeción de conciencia. O la Iglesia, sin más comentarios.
Incluso algo que podríamos considerar el metahumor, haciendo humor del humor, con la lluvia de chistes que se hicieron sobre el ministro Morán, considerado por el equipo redactor, como un hombre promedio.
Este proyecto editorial de El Cocodrilo, que hemos rescatado, de forma somera en estas páginas, de los fondos de Jesús Ynfante, del archivo de la Casa de la Memoria, es sólo una pincelada más en el enorme lienzo que pintó nuestro amigo y que nos queda como bandera para envolvernos en solidaridad, en inteligencia, en arte, en creatividad, en alegría, en bondad y nos ayuda a seguir observando el Mundo, con la eterna mirada de niño de Andrés Vázquez de Sola.