… Sise detuvo el coche. Salí y me paré en el centro de la carretera. ¿De dónde venían? ¿Adónde iban? ¿Qué había ocurrido? Me miraban quedamente, de soslayo. No tenían fuerzas para continuar, pero temían detenerse. Los fascistas iban tras ellos, dijeron. ¿Málaga? Sí, eran de Málaga, y Málaga había caído. ¡Málaga! ¡Nadamás! ¿Adónde iban? Adonde los llevara la carretera. Los fascistas habían llegado a Málaga, las armas habían rugido, las casas se habían desplomado, la ciudad había sido desangrada y todo aquel capaz de caminar había huído por las carreteras. Dad la vuelta, aconsejaron: no había nada… nada tras ellos, excepto más gente en la carretera, y de nuevo, los fascistas…

… Si eran de Málaga llevaban andando por lo menos cinco días con sus cinco noches. ¿Era posible? Aquella señora anciana con úlceras abiertas en las piernas, ¿podía haber sobrevivido cinco días y cinco noches a cielo abierto? Y allí estaba, arrastrando su capa en el polvo, engullida por el paso del camión. Y los niños… de todas las edades, la mayoría descalzos… ¿era posible asimismo que hubieran sobrevivido? ¡Demasiados niños! Una rápida mirada a la carretera, de frente, le producía a uno un dolor escalofriante. Ocho serpenteantes kilómetros de gente, entre ellos miles de niños…

Norman Bethune. El crimen de la carretera de Málaga a Almería y otros escritos. 1937.

El autor de estas palabras fue el médico canadiense Norman Bethune, que había arribado como voluntario a España en noviembre de 1936 con el Batallón de Mackenzie-Papineau, integrado en las Brigadas Internacionales. Su figura sería clave tanto en nuestra guerra como en las posteriores, pues fue pionero en realizar transfusiones de sangre in situ con una unidad médica móvil. Incontables personas, tanto milicianos como civiles, le debieron la vida. También fue, junto a sus compañeros Hazen Sise y Thomas Worsley, de las primeras personas en dar a conocer el horror de lo vivido a lo largo de los 200 kilómetros que separan Almería de Málaga cuando esta fue ocupada por las tropas golpistas el 8 de febrero de 1937. Ese mismo año Publicaciones Iberia editó su folleto The crime on the road Malaga – Almeria narrative with graphic documents revealing fascist cruelty.

Portada del folleto The crime on the road Málaga-Almería. Fuente: Biblioteca Digital Hispánica. Consulta y descarga gratuita.

Cuando Norman se encontró con esa terrible escena se hallaba posiblemente en Castell de Ferro (Granada). Era imposible seguir avanzando hacia Málaga a causa de la gigantesca columna de refugiados a la que desde tierra perseguían de cerca legionarios, regulares marroquíes y soldados italianos del Corpo di Truppe Volontarie. También eran acosados desde el aire y bombardeados desde el mar por los cruceros Canarias, Almirante Cervera y el Baleares. Pronto se dio cuenta de que la atención sanitaria que pudiera dar era lo de menos. Urgía llevar lo antes posible a Almería al mayor número de personas, y a ello se dedicó sin descanso en los cuatro días siguientes con su camioneta ford, apodada “la rubia”. Mujeres embarazadas, niños y heridos fueron la dolorosa criba que tuvo que efectuar ante la avalancha de personas que suplicaban socorro y ayuda.

Recorte del Periódico La Batalla, 12/02/1937.

 

Recorte del Periódico La Libertad, 10/02/1937.

 

Norman Bethune auxiliando a refugiados con su camioneta ambulancia. Fuente: The crime on the road Málaga-Almería, Biblioteca Digital Hispánica. Fotografía de Hazen Sise.

 

Fotografía de Hazen Sise. Fuente: The crime on the road Málaga-Almería, Biblioteca Digital Hispánica.

 

Fotografía de Hazen Sise. Fuente: The crime on the road Málaga-Almería, Biblioteca Digital Hispánica.

Numerosos artículos, libros, documentales, además de las marchas reivindicativas organizadas por la asociación “La Desbandá”, han abordado este crimen de guerra que provocó entre 3.000 y 5.000 víctimas. Sin embargo, hasta hace no mucho, no contábamos con una publicación en la que se pusiera nombre y apellidos a los miles de hombres, mujeres, niños y niñas que padecieron el mayor éxodo de la historia contemporánea de España. Nos referimos al excepcional trabajo llevado a cabo por Andrés Fernández Martín y María Isabel Brenes Sánchez: 1937. Éxodo Málaga Almería. Nuevas fuentes de investigación, publicado en 2016 por la editorial Aratispi.

A parte de un concienzudo análisis de los aspectos sociales y militares, y de una detallada cronología de los acontecimientos, Andrés e Isabel nos ofrecen dos documentos de extraordinario valor para la investigación y la búsqueda de familiares: el censo de refugiados en Almería y el libro-registro de urgencias del hospital.

El censo cuenta con 1778 asientos, que corresponden a 10.146 personas, ya que el registro se realizó por unidades familiares anotando, además del nombre del representante de la familia, edad, procedencia, domicilio temporal en Almería y número de personas que convivían bajo el mismo techo. Los autores consideran que las cifras fueron sin duda superiores, puesto que en algunas inscripciones no se especificó el numero total de personas que vivían en el mismo domicilio. De los 10.146 refugiados registrados 1.786 fueron hombres, 1.709 mujeres, 5.652 hijos y 999 sin determinar. Es necesario advertir que estos números hacen referencia a la población que se estableció temporalmente en la capital almeriense y que no fue evacuada en las primeras semanas hacia otras regiones. Hasta ahora se había estimado que la cifra total de refugiados que llegaron a Almería y a otras localidades de la provincia rondaba los 150 mil, pero ambos historiadores creen que pudiera haber sido el doble.

El segundo documento, el libro-registro de guardia del hospital, contiene 630 asientos, de los que 152 corresponden a ingresos hospitalarios de menores de 16 años. 20 procedían del Campo de Gibraltar.

Portada del libro de Andrés Fernández Martín y María Isabel Brenes Sánchez: 1937. Éxodo Málaga Almería. Nuevas fuentes de investigación, Aratispi, 2016.

Tras haber investigado el éxodo campogibraltareño en Gibraltar y Marbella, el trabajo de Andrés Fernández Martín y María Isabel Brenes Sánchez permite al Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar seguir ampliando el victimario de la represión franquista sobre vecinos y vecinas de la comarca. Almería, que fue zona gubernamental hasta el fin de la guerra, no fue ni mucho menos el final de la diáspora para ellos y ellas. Las pruebas documentales de este masivo desplazamiento forzado disminuyen a medida que avanzamos en la cronología y en el espacio, pero a miles de campogibraltareños aún les aguardaba el exilio en las provincias de Levante o Cataluña, las plazas norteafricanas de Argelia, los campos de concentración franceses, y por supuesto el fatídico retorno a los hogares o a lo que quedara de ellos.

Regresando a Almería y a su censo de refugiados, hemos extraído de este los asientos correspondientes a vecinos del Campo de Gibraltar (ver listado completo en anexo). En la siguiente tabla especificamos la procedencia, el número de familias, y el número total de componentes de la unidad familiar:

PROCEDENCIA Nº DE FAMILIAS Nº COMPONENTES UNIDAD FAMILIAR
LA LÍNEA 13 81
SAN ROQUE 8 34
JIMENA DE LA FRONTERA 5 26
LOS BARRIOS 4 26
CASTELLAR DE LA FRONTERA 2 6
ALGECIRAS 1 3
TOTAL 33 176

En cuanto a refugiados de otras localidades del resto de la provincia de Cádiz tenemos el siguiente resultado:

PROCEDENCIA Nº DE FAMILIAS Nº COMPONENTES UNIDAD FAMILIAR
SETENIL DE LAS BODEGAS 9 34
UBRIQUE 8 28
GRAZALEMA 6 17
PUERTO DE SANTA MARÍA 6 12
CÁDIZ 4 8
BARBATE 4 10
ALCALÁ DE LOS GAZULES 1 2
ALGODONALES 1 1
CONIL DE LA FRONTERA 1 1
PRADO DEL REY 1 2
SANLÚCAR DE BARRAMEDA 1 2
TOTAL 42 117

75 familias gaditanas, 293 personas en total, recorrieron la tortuosa carretera costera de la N-340 desde Málaga a Almería y fueron registradas en el citado censo de refugiados. Pero ¿cuántas más pasaron por Almería sin dejar constancia en el registro al ser evacuadas antes a otros territorios? Hacer cálculos estadísticos no nos llevaría a ningún sitio, o en todo caso, a minimizar y trivializar una tragedia que de por sí ya queda representada en los números y casos que ahora aportamos. Testimonios como la de la jimenata Ángeles Vázquez León en su libro de memorias Un boomerang en Jimena de la Frontera: Guerra, huida y exilio de una niña campogibraltareña; el del también jimenato Fernando Navarro Ferrer en su Caín: otra forma de hacer la guerra; o el de la algecireña Ana Pomares en La guerra en mis ojos. Los cuatro exilios de Ana, son sólo unos pocos ejemplos de vivencias escritas que hemos tenido la suerte de llegar a conocer. Los testimonios de la inmensa mayoría de ellos ni fueron puestos en negro sobre blanco ni transmitidos a sus descendientes.

Familias de refugiados en las calles de Almería. Fotografía de Hazen Sise. Fuente: The crime on the road Málaga-Almería, Biblioteca Digital Hispánica.

La Almería a la que regresó Norman Bethune tras esos cuatro días agotadores de idas y venidas era la viva imagen de la desolación y la derrota. Las decenas de miles de refugiados que evacuaron Málaga se sumaron a los 8 mil combatientes que tras hacer el mismo camino se concentraron en el campamento de Viator, a los que ya desde octubre-diciembre de 1936 tuvieron que abandonar Madrid, a otros muchos procedentes de las provincias de Córdoba y Granada, etc. Según Eusebio Rodríguez Padilla y Juan Francisco Colomina Sánchez, en el libro La Desbandá de Málaga en la provincia de Almería, a fecha de enero de 1937, es decir; un mes antes de la debacle malagueña, la provincia almeriense había acogido a 57 mil refugiados teniendo una población de 358.149 habitantes. Diferentes comités asistenciales acometieron la magna obra de proporcionar refugio y alimento a tal marea humana. Una acción logística que se vio agravada por los continuos e indiscriminados bombardeos sobre la misma población civil.

… Fue un gemido de sirenas lo que me despertó. Me puse en pie con dificultad y caí de rodillas cuando explotó la primera bomba. La explosión fue como un puño monstruoso lanzado a las profundidades de la tierra, haciéndola añicos. Podía escuchar los gritos terribles, aterrorizados, de los niños. En la entrada había gente corriendo y chillando. Me incorporé de nuevo; el suelo aún vibraba bajo mis pies. Sonaron más explosiones, algunas cerca, otras lejos…

… No llegaba ningún ruido de bomba desde el puerto. ¡A los bombarderos no les interesaban el puerto! Perseguían presas humanas. Perseguían a los cientos de miles de personas que habían conseguido esquivarlos en Málaga, que había rechazado vivir con los fascistas, acorralados juntos aquí y ahora como un objetivo perfecto. Durante una semana habían dejado Almería en paz. Durante una semana se habían preparado. Y ahora que la caminata desde Málaga había terminado, ahora que los refugiados se aglomeraban en unas pocas manzanas de la ciudad donde el asesinato en masa únicamente exigía un mínimo de bombas… ahora Franco saciaba su sed de venganza. El puerto le importaba poco. Un puerto no puede pensar, ni desafiar al fascismo, ni sangrar. Sólo la gente tenía cerebro, corazón, valor. A matarlos, a mutilarlos, a mostrarles la inclemente garra del fascismo…

Norman Bethune. El crimen de la carretera de Málaga a Almería y otros escritos. 1937.

Recorte del Diarío de Almería, 13/02/1937.

 

Recorte del Diario Palentino, 16/02/1937.

De entre las medidas encaminadas a socorrer a esas decenas de miles de personas, tal vez la más acuciante fue la de conseguir alimentos. La solidaridad de los vecinos, sindicatos y partidos de la capital y la provincia era insuficiente. Hizo falta que esos gestos humanitarios también llegaran desde otras provincias del Estado e incluso del extranjero. Como la movilización del pueblo de Andújar (Jaén) que proporcionó grandes cantidades de pan, legumbres, aceite, carbón, hortalizas y toda clase de víveres. O el envío del pan asignado para dos días que cedieron localidades de provincias como Murcia, Albacete y Valencia. Del extranjero se conoce en este sentido la ayuda aportada por el gobierno británico, por otra parte necesitado de lavar su conciencia por el daño ocasionado al liderar junto con Francia el Pacto de No Intervención en el conflicto español.

Recorte del periódico La Batalla. Ayuda de Andújar a los refugiados. 15/02/1937.

 

Recorte del periódico CNT. Ayuda del gobierno británico. 16/02/1937.

El drama de Almería fue de tal magnitud que el gobierno republicano se vio obligado a crear una comisión ministerial específica para coordinar las labores de auxilio y evacuación de los refugiados. Y a finales del mes de febrero, el Ministerio de Hacienda dirigido por Juan Negrín donó al ayuntamiento de Almería dos millones de pesetas. Por último, las autoridades locales no tuvieron más remedio que suprimir en abril la expedición de los sellos pro-refugiados y establecer un impuesto obligatorio dirigido al comercio y entidades industriales para sufragar parte de los gastos.

Hoja oficial del lunes. Nombramiento de Manuel Irujo y Ollo como presidente de la Comisión Ministerial encargada de la evacuación y auxilio a los refugiados de Málaga y Almería.

 

Recorte del Diario de Almería. Impuestos al comercio para sufragar los gastos de los refugiados. 28/02/1937.

El problema de la asistencia sanitaria no fue menor. Ya a finales de enero el Socorro Rojo Internacional abrió un hospital de sangre para atender sobre todo a combatientes. También en este caso se recibió ayuda extranjera. El Diario de Almería informó el 21 de febrero de 1937 de la llegada a la capital almeriense de representantes de la Cruz Roja Internacional para instalar un clínica asilo para refugiados. El material técnico y sanitario procedía de Gibraltar.

Recorte del Diario de Almería. El Socorro Rojo Internacional abre un hospital de sangre. 27/01/1937.

Sin embargo, la solución para Almería pasaba por la evacuación del mayor número posible de refugiados ante el temor fundado de que las fuerzas sublevadas alcanzaran la ciudad y ocurriera lo mismo que en Málaga. El 12 de febrero de 1937 el Diario de Almería publicó un bando del gobernador civil de la provincia, Gabriel Morón Díaz, en cuyo punto primero se instaba a mujeres, niños, ancianos e inválidos a evacuar la ciudad y se ofrecía los medios de transporte necesarios. El objetivo que se perseguía era el de destinar los escasos recursos con los que se contaba a la población combatiente. 15 mil refugiados serían trasladados a Valencia, 28 mil a Barcelona.

Recorte del Diario de Almería, 02/03/1937.

Recorte del Heraldo de Castellón. Número de refugiados en Barcelona, 02/03/1937.

No quisiéramos finalizar esta humilde contribución al conocimiento del éxodo andaluz desencadenado por el franquismo, sin pasar por alto el caos en el que se vieron inmersas cientos de familias que quedaron desunidas. La prensa de aquellos días publicó numerosos anuncios para conocer el paradero de familiares perdidos en la vorágine de los acontecimientos. Como el caso del niño Guillermo Raja Rodríguez, natural de La Línea, que habiéndose extraviado en Motril (Granada) de sus padres Juan y Elena, el 14 de febrero de 1937 se encontraba solo en el barrio almeriense de Cabo de Gata. ¿Llegarían a reencontrarse?

Recorte del Diario de Almería. 07/03/1937.

 

Recorte del periódico El Liberal, 19/03/1937.

Fuentes consultadas:

  • Andrés Fernández Martín y María Isabel Brenes Sánchez. 1937. Éxodo Málaga Almería. Nuevas fuentes de investigación. Aratispi Ediciones, 2016.
  • Eusebio Rodríguez Padilla y Juan Francisco Colomina Sánchez. La Desbandá de Málaga en la provincia de Almería. Círculo Rojo, 2022.

LISTADO DE REFUGIADOS/AS DEL CAMPO DE GIBRALTAR Y PROVINCIA EN ALMERÍA, FEBRERO DE 1937.

 

Compártelo