Los primeros datos que tenemos de Leonardo Guzmán Borrego, localizados en el escalafón de 1933, nos informan que había nacido en Málaga el 3 de mayo de 1895 y que estaba destinado en Algeciras y aparece como De Guzmán. La coincidencia de apellidos con otro maestro, esta vez destinado en Guadiaro (San Roque), nos hizo sospechar que eran hermanos. Este segundo maestro, más joven que Leonardo, era Antonio Guzmán Borrego, nacido en Cádiz, el 30 de abril de 1906. La suposición de que sean hermanos es que así se menciona en algunos documentos, como veremos más adelante.
Su expediente de depuración, obtenido del Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares, registrado con la nomenclatura 32/12447, se inicia el 26 de agosto de 1939, una fecha muy tardía, puesto que la depuración en la provincia se puso en marcha en el mismo año de 1936 y, por lo general, no se alargó más allá de los primeros meses de 1938.
Por otro lado, el primer escrito del 20 de agosto es el del párroco de Algeciras, que en respuesta a la Comisión D) Depuradora, redacta un informe en el que da una noticia determinante: “… difunto maestro nacional, q.e.p.d. debo decirle que nada me consta en contrario y que debido a su enfermedad fue hombre de pocas o ninguna actividad política”. Siguiendo estas noticias, cabría pensar que aquí concluía la tramitación del expediente de depuración, no obstante, el 26 de agosto de 1939, la Comisión gaditana, presidida por Agustín Lahuerta, emite dos documentos.
El que parece ser el primero, es el habitual escrito donde se recogen las aportaciones de quienes testifican en el proceso depurador. Desde la alcaldía, se recoge: “Fue, en vida, de ideas izquierdistas, habiendo fallecido, según noticias, durante la dominación roja, en Cartagena. Este informe es del 11 de mayo del presente (1939)”. Sin embargo, incluyen también una anotación que tenían sobre él del 21 de enero de 1937 (cuando, en general, la actividad de la Comisión fue más intensa) en la que dicen: “conducta profesional, social y particular buena. Filiación política ninguna. Ha huido”.
De este párrafo, por tanto, se deduce que el maestro, en enero del 37 no se encontraba en Algeciras, pero que en mayo del 39 ya estaba fallecido, seguramente en Cartagena.
La Guardia Civil abunda aún más en estas informaciones, ya que asegura que “se encontraba en Málaga al ser liberada esta capital (7 de febrero de 1937), marchó a Valencia donde se dice prestó servicios en unión de su hermano Antonio y hoy en los Campos de Concentración de Puerto Real, donde se dice que ha fallecido”.
De ser ciertas estas noticias, en primer lugar nos preguntamos cómo, en una ciudad bombardeada como lo fue Málaga, a la que habían llegado miles de personas huyendo de los ejércitos rebeldes, pueden saber con seguridad que se encontraba allí y que huyó hacia Valencia y, en segundo lugar, se nos plantea la hipótesis de que Leonardo y, quizá tal vez su hermano Antonio también, se unieron a la Desbandá, ya que no hubo otras posibilidades para abandonar Málaga para todo el grueso de población más que, la conocida como la carretera de la muerte.
Otro dato relevante es la presencia de Leonardo –¿también su hermano, ya que parece que iban juntos?– en un campo de concentración donde, da la impresión de que se apunta a que pudo ser el lugar donde falleció. Esto implicó una detención, quizá incluso un juicio. En el campo de concentración de Puerto Real, situado en la zona de los astilleros, instalaron a más de 5.000 prisioneros en 1939.
La existencia de ese campo de concentración, también acorta los tiempos, ya que, aunque fue un campo estable, también tuvo un efímero funcionamiento, entre la primavera y finales de 1939. Ubicado en la zona del astillero, tuvo varios nombres, ya que se utilizaron diversas instalaciones que se encontraban en la zona. No obstante, mayoritariamente se le conoció como el Coto de la Compañía Trasatlántica. (Domínguez, 2022).
El padre de familia también informa en similares términos: “Elementos de ideas izquierdistas (el uso del plural, no sabemos si obedece a un error o a que se refiere también al hermano). Cuando el ejército nacional entró en Málaga se encontraba en esa capital y marchó para Valencia o Cartagena, coincidiendo los informes adquiridos en que falleció en una de estas capitales. Estuvo afiliado a la UGT”.
Sorprende que el padre de familia conozca todos esos datos y, como dice “informes adquiridos”, seguramente se enteró por la Guardia Civil. No olvidemos que esta figura de “padre de familia” estaba ocupada, con frecuencia, por algún destacado miembro local de Falange o alguien de absoluta confianza del régimen.
La sorpresa nos la ocasiona la inclusión de un agente nada habitual en estos informes: el Servicio de Frontera del Campo de Gibraltar que, con fecha de 8 de marzo de 1937 dice lo que sigue: “Natural de Benagamón (Málaga) –seguramente se refiere a Benagalbón– hijo de Enrique y Joaquina, de 38 años, soltero, maestro en propiedad y con domicilio en Rafael de Muros nº 11, llevaba en esta población unos 6 años y anteriormente en Archidona. No se le conocen actividades políticas ni sociales destacadas, pero en el mes de diciembre pasado marchó de esta población, sin que se sepa dónde se dirigía. Parecía de enajenación mental”.
Es de suponer que la consulta con este servicio quizá se debió a intentar recabar información para comprobar si Leonardo –quizá en compañía de Antonio– habían abandonado la Comarca a través de cualquiera de las fronteras: la marítima con Marruecos, o la terrestre con Gibraltar. Ambas rutas fueron utilizadas por muchas personas que querían huir del golpe y la situación de guerra que conllevó. Sin embargo, el dato de la edad no cuadra con la ficha del escalafón.
De igual modo, es la segunda vez en la que se hace mención al estado de salud de Leonardo Guzmán, llegando a plantear, incluso, algún tipo de enajenación mental. ¿No le impidió esa situación desaparecer de Algeciras o, incluso, seguir el trayecto al que señalan hacia Málaga, Cartagena, Valencia..?
Nos obstante, lo más sorprendente es el segundo documento que genera la comisión, con la misma fecha de 26 de agosto de 1939, en el que se recoge la propuesta que van a elevar a la Comisión Superior Dictaminadora de Expedientes de Depuración, en Vitoria, y en la que, de forma inconcebible, recogen: “en vista de los informes que se acompañan, se propondría la continuidad en su escuela (…) ya que, se habla de su ideología, sin que se le pueda culpar de ningún acto delictivo y únicamente se le hubiese impuesto una pequeña sanción…” En otra línea del documento, el secretario, Juan Reina Castrillón, certifica que este texto se corresponde con el acta de la sesión celebrada el 17 de agosto, lo que, a todas luces, deja fuera el certificado del cura, del día 20.

Propuesta de la Comisión D) Depuradora de Cádiz, en relación con Leonardo Guzmán Borrego, 1939 (AGA).
Propuesta de la Comisión D) Depuradora de Cádiz, en relación con Leonardo Guzmán Borrego, 1939 (AGA).

 

El sacerdote, la alcaldía y la Guardia Civil, aseguran que Leonardo ha fallecido y la comisión, reunida en Cádiz, propone que se le mantenga en su puesto. ¿Obedece esto a algún tipo de consigna política que se nos escapa? ¿Es que nadie leyó esos informes que transcribe el secretario? ¿Es que piensan que son noticias falsas y que Leonardo sigue vivo, en alguna parte de España, o del mundo? Y, de ser así, ¿no fue el criterio de no encontrarse presente en la localidad uno de los cargos más habituales, del que los docentes debían defenderse con argumentos y testigos? En numerosos expedientes, el hecho de la no presencia era interpretado como se había huido de las fuerzas golpistas y, por tanto, se les catalogaba de contrarios al Movimiento, lo que ya era suficiente para adoptar sanciones extremas, como hasta la expulsión definitiva del cuerpo. En los testimonios se expresa esa idea de huido en varias ocasiones. También en el expediente de su hermano Antonio.
La verdad es que la credibilidad de estas instituciones creadas para la implantación del pensamiento único de la dictadura, resultan, en ocasiones, difíciles de entender, estableciendo una especie de ficción, desmentida por sus propios medios, porque, la realidad, es que en el escalafón que el gobierno republicano actualizó en 1938, recolocando los efectivos docentes de los que disponía, en los que se incluyeron, como hemos visto en otras ocasiones, aquellos maestros y maestras que huyeron a la zona gubernamental, aparece Leonardo, y también Antonio, con sus respectivo números de registro dentro de la reordenación que se hace durante la guerra del cuerpo docente.
Obviamente, este último dato no desdice a los anteriormente mostrados, más bien, incluso, los corrobora. Es decir, Leonardo y Antonio huyen de la zona levantada, se dirigen hacia la zona gubernamental, quizá participando de la Desbandá, instalándose en el levante y, allí, ejerciendo su profesión. Y, para todos estos esfuerzos, resulta incongruente la imagen de un Leonardo que, evidentemente ya no era un niño, pero tampoco un anciano, hosco y huidizo y enfermo mental, aunque contara con el apoyo de un hermano más joven, como era Antonio.
De igual modo, tampoco inhabilita la versión de que fuese hecho prisionero, internado en el campo de concentración de Puerto Real y que, en ese lugar, falleciera, por las causas imaginables de hambre, enfermedad, miseria, insalubridad, trabajos forzados, etc., o por algún padecimiento que ya arrastrara consigo.
Pero, fijemos también la atención en Antonio Guzmán Borrego, destinado en Guadiaro. El primer informe que aparece en su expediente es el del brigada de la Guardia Civil de San Roque, Antonio Casablanca Moreno “en cumplimiento a su atento escrito nº 265 del 14 del anterior (junio del 37) (…) el citado funcionario es persona de intachable conducta y antecedentes (…) habiendo acatado el Movimiento Salvador de España con el mayor entusiasmo…”. Hay que hacer mención de un hecho y es que todos los informes redactados por este guardia civil, en relación con la depuración del magisterio, están firmados el mismo día: el 7 de julio de 1937. Son unos 12 informes.
A principios de diciembre de 1937 es el padre de familia, que firma como el “informante”, Jacinto Espinosa, desde Guadiaro, en el que reconoce que “su conducta como maestro y ciudadano fue inmejorable, muy trabajador en la escuela y querido de los niños y de los padres de estos que seguimos con interés el curso de la enseñanza”. Un poco más adelante, prosigue: “nunca le vieron en manifestaciones, mítines políticos ni revolucionarios, viéndosele muy poco (…) de su casa a la escuela, por faltarle la salud hacía varios años. No sé si perteneció a alguna entidad política o social. En las elecciones sí votó al Frente Popular”.
En un acta de la Comisión Provincial fechada el 19 de enero de 1938, se recogen dos testimonios más: la alcaldía, que expresa “Al estallar el Glorioso Movimiento se marchó de esta por causa ignorada, pues es de buena conducta”. Y el cura, para el que resulta “desconocido en todos los aspectos”.

Acta de la Comisión de Depuración de Cádiz con los testimonios sobre Antonio Guzmán Borrego, 1938 (AGA).
Acta de la Comisión de Depuración de Cádiz con los testimonios sobre Antonio Guzmán Borrego, 1938 (AGA).

 

Ya lo hemos mencionado en otras biografías, la realidad de 1936, antes del golpe de Estado, era la de un país laico y, por tanto, una buena parte de la población no asistía a oficios religiosos, por lo que esa figura del sacerdote, trascendental en la nueva España, no tenía ese protagonismo antes del conflicto. No obstante, este cura debe ser otro al que el 20 de septiembre del 37, incluyó el siguiente comentario en el informe que redactó sobre el maestro de Campamento, Viriato Castelló: “las referencias que tengo de este señor no son buenas, estaba en plan marxista, reuniéndose con los sres. Don Francisco Garrido y Don Antonio Guzmán, marxistas estos dos de los más activos”. O bien el sacerdote ha cambiado de septiembre del 37 a enero del 38, o el cura se ha olvidado de Guzmán.
Llama la atención el comentario acerca de su salud, al igual que ocurre en el expediente de su hermano Leonardo. Antonio, si la fecha de su nacimiento es correcta, debía tener 31 años, por lo que los achaques de la edad no son los posibles causantes. De igual modo, el padre de Guadiaro da a entender un carácter un tanto taciturno, presentándolo como que apenas tenía vida social, algo que también contradice al cura del expediente del maestro Viriato, que presenta a un trío de profesores activos y militantes.
Otro error más, lleva a la Comisión gaditana a firmar su propuesta con fecha de un día antes de estos informes, el 18 de enero de 1938. En la misma, “por no resultar cargos ningunos en su contra, ha sido propuesto para la continuación en el desempeño de sus cargos”.
Antonio Guzmán, al contrario que su hermano Leonardo, sí se incorporó al magisterio –Leonardo, quizá por fallecimiento–, al menos, si nos atenemos al escalafón de maestros de 1946, en el que aparece destinado en el Acenuchal (Cádiz) (1). Ambos lo hacen, como ya hemos dicho, en el de 1938, dando argumentos para sostener la teoría de su huida del territorio controlado por los golpistas y su incorporación a la enseñanza en la España legal. Si, realmente lo hicieron vía Málaga y si, igualmente ambos iban con algún tipo de enfermedad, imaginamos que debió ser un doloroso camino hasta llegar a un destino seguro. Suponiendo que no acabaran en el campo de concentración, como parece que ocurrió con Leonardo, dando allí por concluidos sus días.
El hermano más joven, quizá eludió ese trágico destino y, como de forma inexplicable -si tenemos en cuenta los argumentos que la Comisión había esgrimido en otros casos- no había sido separado del cuerpo, suponemos que, una vez superados los trances y las violencias del conflicto, continuó con su labor docente, sin separarse mucho de la zona donde había residido hasta julio de 1936.
No nos cansamos de exponer el galimatías que debió ser esta titánica tarea que se propusieron los golpistas de separar las manzanas podridas, desde un punto de partida en el que todo el magisterio era sospechoso o culpable, en el escenario de una guerra, debiendo demostrar inocencia a través de un engorroso procedimiento administrativo imposible de llevarlo a cabo y teniendo que desmentir las acusaciones de unas personas que, en muchos casos, ni siquiera conocían a las implicadas.
Aparte de la enorme injusticia que la depuración supuso y las muertes y ruinas que ocasionó, también fue una monumental chapuza.

Nota

  1. Todo apunta a que sea un error y que la localidad sea el Acebuchal. Se trata de un nombre un tanto común, no obstante, al noreste de Algeciras existe una barriada con ese nombre. Este pequeño núcleo estaba retirado del casco urbano en aquellos momentos y próximo a la playa del Rinconcillo. En la otra orilla del Palmones, se encontraba Palmones, donde también aparecen destinados maestros de la localidad de Los Barrios.

Bibliografía

 

 

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