Jesús Ynfante

Uno de los más interesantes documentos que se guardan en el archivo de la Casa de la Memoria, sección Jesús Ynfante, es el recorte de una entrevista en la que nuestro escritor aporta significativas informaciones y datos sobre su vida, algo que constituye una verdadera fuente primaria para conocerlo y un auténtico tesoro para quienes custodiamos su legado. Son, por tanto, sus propias palabras, sobre sí mismo, con el valor extraordinario que ello tiene, las que ayudan a entrever su personalidad, las vicisitudes vivenciales que le llevaron a definirse como escritor, a identificarse como individuo, le elección de algunos principios que enmarcaron su siempre peculiar filosofía de vida y su manera de entender el mundo, desde esa búsqueda de la verdad y la justicia que siempre guió sus pasos.
Un Ynfante joven, que había llegado a ser un escritor precozmente exitoso, clarividente, audaz, crítico, con ese punto libertario que le acompañó en sus días… ¡pletórico!, se somete a las cuestiones que le planteaba otra superdotada de la época, Lola Salvador, desde aquel idealizado París de las libertades que acogió a los últimos exiliados españoles como escenario, mientras la dictadura, en España, escenificaba su propia farsa, haciéndonos creer que estaba acabando.
Muchas claves pueden entreverse en las cinco páginas ilustradas con estupendas fotografías de Ynfante y entre las que se percibe la buena química que funcionó en el encuentro. Tenemos que decir que la revista Play Lady, aunque se inscribió en el registro de publicaciones tres años antes, no vio la luz hasta enero de 1975; al año siguiente se produciría esta especie de diálogo con Jesús. Nacía como uno de los nuevos medios en los que, anteviendo la Transición, junto a artículos de enjundia, se incorporaban fotos de chicas desnudas, como señal de aperturismo, como fantasía de que las cosas iban a mejor, si les veíamos las tetas, un poner, a una actriz. El patriarcado es capaz de encontrar incontables maneras de someter y explotar a las mujeres. No obstante, en aquellos momentos se entendía como algo moderno y hasta transgresor la desnudez, aspecto que le llevó a ser catalogada como “revista de adultos”, paraguas que no le sirvió, no obstante, para que su primer número fuese secuestrado, ya que la censura del momento consideró que atentaba contra el artículo 2º -ya saben, cuestiones relacionadas con el “debido respeto a la moral”, de la Ley de Prensa que se había aprobado a bombo y platillo en 1966, cuando Manuel Fraga Iribarne -a la sazón, ministro de Información y Turismo- estaba ya pensando en cómo convertirse en uno de los primeros demócratas convencidos de este país. En 1976, su directora, Mayte Mancebo, tuvo que enfrentarse a un proceso judicial, al ser acusada del delito de escándalo público. Finalmente, Play Lady, cerró en 1978.
Por su parte, Lola Salvador, en aquellos momentos una periodista, se convirtió también en escritora y en una más que inspirada guionista de cine. A ella debemos, tanto la novela como el guion del Crimen de Cuenca, o el de Las bicicletas son para el verano, por poner un par de ejemplos, en una larga trayectoria que le ha valido la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes o el Premio Nacional de Cinematografía, entre otros galardones.
El número 37, en el que se encuentra esta entrevista, igualmente recogía diálogos italianos con Fellini y la presencia de Victoria Vera en las páginas eróticas. Un compendio de contenidos diversos y unos personajes que representaban el último optimismo de la generación hippie, el compromiso de una promoción empeñada en hacer cambios profundos y la genialidad de unos pocos tocados por la magia del talento. Jesús Ynfante en su salsa. Disfruten de su lectura.

Lola Salvador en la década de los 70
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