De los últimos descubrimientos que nos han deparado los materiales de Jesús Ynfante en el archivo de la Casa de la Memoria La Sauceda destacamos un grupo formado por ocho carpetillas integradas por varias cuartillas y formadas por un folio doblado. Todo muy manual, muy primario, pero, al mismo tiempo, organizado. Están manuscritas y cada una lleva un título y el tema sobre el que van estos escritos es las Olimpiadas de Moscú en 1980. Estos escritos, además, nos vienen al hilo porque estamos a punto de iniciar los juegos de Tokio, que deberían haberse celebrado en 2020 y que, con un año de retraso y sin público en las pruebas, está a punto de iniciar la más extraordinaria competición de todas las que se organizan en el Mundo, pero al mismo, tiempo, la más extraña de cuantas se han celebrado.
En la carpetilla señalada con el número 1 y titulada como “Introducción. Viaje a Moscú”, por la redacción da a entender que Ynfante viajó hasta la capital rusa y que estuvo allí como corresponsal, un dato del que no tenemos noticia y que, por tanto, no podemos confirmar. No obstante, párrafos como el siguiente aportan detalles que apuntan a que estuvo presente en el lugar que describe: “El colosal edificio del Centro Olímpico de Prensa contaba con varios bares y restaurantes, así como un teatro en el que se daban a diario espectáculos musicales y de ballet. El edificio para los periodistas era más lujoso que funcional, porque tenía demasiados pisos y habitaciones distribuidos un tanto anárquicamente”.
La siguiente, que titula “Olimpiadas anteriores”, contiene un cuadro que recoge diferentes estadísticas en el que aparecen todas las ediciones de los juegos olímpicos y diversas informaciones relacionadas con todas ellas, como el número de participantes, divididos por sexo y especialidad deportiva.
En la carpetilla número 3 se hace eco de unas amenazas de bomba y unas noticias relacionadas con un posible atentado en los juegos y queda titulada como “La politización de los Juegos Olímpicos”.
Los números 4 y 5 van unidos y en ellos trata del “Ambiente olímpico. La ceremonia de apertura”. De ésta reproducimos un par de párrafos:
La ceremonia de inauguración comenzó a primera hora de la tarde del sábado 19 de julio de 1980, cuando en el carrillón de la torre del Kremlin sonaron las cuatro de la tarde. En el palco presidencial estaban Brézhnev y lord Killanin (en aquellos momentos Presidente del Comité Olímpico Internacional), así como Juan Antonio Samaranch y otros. Los jefes de Estado presentes fueron los de Bulgaria, Vietnam, Mongolia y Checoslovaquia.
Las voces del coro del teatro Bolshoi interpretaron el himno soviético y comenzó el desfile con jóvenes ataviados al estilo griego antiguo, cuadrigas con bellos caballos y muchachas portando flores. Luego, entraron en el estadio Lenin, las diferentes delegaciones por orden del alfabeto cirílico ruso. Con los deportistas formados en el campo hubo discursos del presidente del Comité Organizador, presidente del Comité Olímpico Internacional y presidente del Presidium del Soviet Supremo. Dos atletas canadienses entregaron la bandera olímpica y un atleta ruso encendió con la antorcha olímpica el pebetero. Tras la suelta de palomas, un campeón soviético tomó el juramento olímpico que prestó otro colega. Como número final, en el tablero electrónico aparecieron los rostros de los astronautas rusos que se hallaban volando en órbita a 250 km de la Tierra y enviaron un mensaje a los deportistas presentes en el estadio Lenin.
En la carpetilla marcada con el número 6 y titulada “Las competiciones”, Ynfante se hace eco de la problemática que se planteó por la no asistencia a los juegos de grandes potencias como Estados Unidos o la Alemania Federal, lo que deslució la competición deportiva.
Los motivos que esgrimieron los ausentes fue la presencia militar soviética en Afganistán, después de que en ese país se hubiese producido una guerra civil. Para Estados Unidos esto significaba una invasión que violaba el derecho internacional, por lo que decidió no ir a los juegos, arrastrando tras de sí a un importante número de países. Otros, como el Reino Unido, permitieron que cada atleta decidiera por su cuenta y que participara bajo la bandera olímpica. China, a pesar de esta situada en el mismo bloque oriental de la Guerra Fría, enemistada con la Unión soviética, tampoco participó.
Continuando con el texto de Ynfante, en la carpetilla que titula “La participación de los españoles”, que es la número 7, realiza un repaso de la participación de nuestros atletas y hace recuento de los éxitos. Comenta que han participado en 18 de las 21 pruebas que se han desarrollado en las que se ha obtenido un oro en vela, 3 platas en marcha, hockey y piragüismo y 2 medallas de bronce, otra en piragüismo k2 y una más en natación, en la prueba de 100 m. mariposa. Concluye con los diplomas de los cuartos puestos en baloncesto y waterpolo, los quintos puestos del balonmano y los 20 km marcha, así como 1 sexto puesto en natación, en los 1.500 m libres.
“La victoria de Samaranch” es como aparece titulada la carpetilla número 8, ya que el español fue elegido presidente del COI a la finalización de estos juegos de 1980. Hace referencia a la noticia que del hecho daba el periódico italiano Il Corriere de la Sera, que recordaba, malévolamente, que el señor Samaranch había pasado de ser un falangista de pro, a un amigo de los rusos. No podemos olvidar que hasta el momento de acceder al más alto cargo del olimpismo había desempeñado el papel de embajador en Moscú.
En un último cuadernillo, el número 9, en el que habla sobre la “Ceremonia de clausura. Balance”, junto a unos cuadrantes vacíos en los que suponemos que pretendía recoger los nombres de los ganadores en cada prueba, así como mencionar los récords que se habían batido en las diferentes pruebas y de hacer una mención especial a la presencia femenina en algunas de las modalidades clásicas, comenta que durante la celebración de los juegos, algo insólito que ha ocurrido en la URSS es que, desde que se fundó en 1919, era la primera vez que se podía comprar la prensa occidental. En algunos puntos de Moscú había ejemplares de Le Figaro, The Time, New York Times, Neue Zürcher Zeitung, etc.
Concluye con el siguiente párrafo, en el que reflexiona sobre el sentido de estos juegos y de su significación deportiva, desde una perspectiva muy positiva:
Tampoco se ha resentido el espíritu olímpico en la medida en que se temía. Hubo que estar en Moscú para comprender que la fuerza de este movimiento es un hecho incuestionable, al que los vaivenes políticos pueden lesionar, como ha ocurrido varias veces en la historia, pero no derrotar.
No sabemos si estas anotaciones fueron utilizadas para enviar noticias a alguna agencia de noticias o a algún periódico español, aunque todo apunta a ello. Por otro lado, la estructura que les ha dado a los papeles también nos hace pensar que tal vez estuviera preparando algún tipo de publicación mayor que la de un simple artículo, quizá un pequeño libro sobre Moscú 80, aunque no hemos localizado materiales, más escritos, cartas, etc. que apoyen esta idea. De lo que no cabe duda es de la versatilidad de nuestro autor, de la diversidad de temas que podía tratar y de su papel de narrador, de relator de los acontecimientos de su tiempo.