OPINIÓN
¿Habrá leído alguno de los ofendiditos por la retirada de la placa dedicada a Pemán la obra de ese señor? Más aún, ¿habrá leído alguno el texto de la placa?
No es que el argumentario sea para llorar, que lo es, sino que pienso que sólo les mueve su rencor a todo lo que no quepa en su mundo mental.
Como nunca se pierde la esperanza quiero recordar las circunstancias, motivos y contenido de la colocación de la placa.
La placa se inauguró el 16 de julio de 1939 en el marco de un homenaje nacional a Pemán celebrado en Cádiz en gratitud a su actuación “en la prensa, en la tribuna y en la radio desde todos los rincones de España, explicando el verdadero significado del golpe de estado nacional y cantando la grandeza y heroísmo del Ejército y de su invicto Caudillo”.
El ayuntamiento gaditano encabezado por Juan de Dios Molina Arroquia, por acuerdo de pleno de 7 de julio de 1939, acordó asumir los gastos.
La placa no es un homenaje a un escritor, sino al “cantor excelso de la raza hispana” como figura en ella. Es decir, al autor del Poema de la bestia y el ángel, de las alocuciones radiofónicas desde la emisora de Jerez y de otros textos en los que justificaba el golpe de Estado, alentaba a la matanza y, ya en 1939, ensalzaba a Francisco Franco.
El propio Pemán, en el acto que se celebró por la tarde en el Gran Teatro Falla, dijo que no se merecía el homenaje por su labor de guerra, que sólo ha cumplido con su deber peleando por Dios y la Patria. Que pronto se dio cuenta de que la lucha era entre el bien y el mal, el ángel y la bestia. No había nada neutro: había que elegir entre lo divino o lo satánico. En su servicio recorrió los caminos de España.
La placa recoge el concepto –“raza hispana”- que, con tanto afán, buscó regenerar el psiquiatra Vallejo Nájera que consideraba a los “rojos” causantes de su degeneración.
Por lo tanto se le puede considerar incursa en el artículo 32 de la Ley 2/2017 de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía que considera elementos contrarios a la Memoria Histórica y Democrática “la exhibición pública de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones, como el callejero, inscripciones y otros elementos adosados a edificios públicos o situados en la vía pública, realizados en conmemoración, exaltación o enaltecimiento individual o colectivo del golpe militar de 1936 y del franquismo, de sus dirigentes o de las organizaciones que sustentaron al régimen dictatorial, se considera contraria a la Memoria Democrática de Andalucía y a la dignidad de las víctimas”.
Pero sobre todo es indigna de figurar en un espacio público de una sociedad sana.