El crimen de la carretera Málaga – Almería (febrero de 1937)

Imaginaos ciento cincuenta mil hombres, mujeres y niños que huyen en busca de refugio hacia una ciudad situada a cerca de doscientos kilómetros de distancia. No hay más que un camino. No hay más vía de escape. La ciudad que buscan es Almería, y hay que andar allá cerca de doscientos kilómetros. Lo que quiero contaros es lo que yo mismo vi en esta marcha forzada, la más grande, la más horrible evacuación de una ciudad que hayan visto nuestros tiempos.

Norman Bethune. Doctor en el Servicio canadiense de transfusión de sangre.

… Así continuamos todo el día, la carretera era una riada de gente, unos pegados a otros como en una manifestación, las madres y los padres con los niños pegados en brazos; ya nadie llevaba bultos ni maletas, todos los habíamos ido dejando en el camino, los niños lloraban, los padres ya no tenían fuerzas ni para consolarlos. Así llegó la noche y lo peor, pues al ser tantos miles y en la oscuridad no nos veíamos, el miedo se apoderó de todos. Entonces fue un griterío infernal, todos nos llamábamos para saber que íbamos al lado…

Ángeles Vázquez León. Extracto de su libro de memorias Un boomerang en Jimena de la Frontera: Guerra, huida y exilio de una niña campogibraltareña.

… Todos aquellas gentes entre las que me incluyo ahora conformábamos un blanco perfecto para el ejército franquista, el azar jugaba su papel en el triste destino de esta guerra. Mientras unos eran víctimas de la sinrazón, otros sobrevivíamos tras aquellos infernales bombardeos. Los aviones aparecían por sorpresa surcando el cielo entre los montes y provocaban la caída de hombres, mujeres y niños que traspasados por las balas quedaban inertes en aquella carretera…

Ana Pomares Ruiz. Extracto de su libro de memorias “La guerra en mis ojos: Los cuatro exilios de Ana”.

La actual pandemia está impidiendo que se realicen actos presenciales para recordar y conmemorar a las víctimas de la masacre de la carretera Málaga-Almería en febrero de 1937, pero en las redes sociales y otros medios se están originando numerosas iniciativas para, como cada año, recorrer este trágico camino de nuestra memoria histórica, al que también nos unimos desde la Casa de la Memoria La Sauceda.
Hemos querido titular de este modo esta entrada, el crimen de la carretera Málaga-Almeria, aludiendo al libro del doctor Norman Bethune, y sin hacer demérito de acepciones más conocidas y populares como “desbandá” o “huida”, porque pensamos que reflejan con más exactitud lo sucedido en ese aciago mes de febrero. ¿Cómo no denominar así al asesinato de un colectivo civil formado principalmente por mujeres, niños y hombres no combatientes? Los historiadores aún no se atreven a dar una cifra definitiva del número de víctimas  que provocó este éxodo tras la toma de Málaga por las tropas sublevadas. Se calcula entre 200 mil y 300 mil los desplazados, y entre cuatro mil y seis mil los muertos en apenas unos días. Junto a la matanza de Badajoz en agosto de 1936, queda este hecho criminal como uno de los ejemplos más representativos de la represión franquista y de sus aliados nazi-fascistas.
En su libro de memorias Un boomerang en Jimena de la Frontera: Guerra, huida y exilio de una niña campogibraltareña escrito en 1998, Ángeles Vázquez León nos ofrecía un certero testimonio envuelto en una cierta queja: “… Eramos miles de todas las edades, huyendo despavoridos, aterrados, perseguidos como conejos por tierra, mar y aire, ¿es que no quedó nadie para contarlo? ¿Es que no no hubo testigos que hubieran podido escribir sobre aquello?…”.
Nos alegra decirte, Ángeles, o al menos nos tranquiliza, que han sido muchos los libros y testimonios que se han escrito sobre esta barbarie desde el año en que tú nos regalaste el tuyo. Sin ir más lejos, el de también la niña Ana Pomares Ruiz, que guardó en sus ojos el horror de la guerra para que luego pudiéramos todos ver a través de ellos y no olvidar, para que se nos hiciera menos corto el camino, pero más transitada la carretera, que nos conducen hacia la Verdad, Justicia y Reparación. Estos son algunos de ellos: