El documento de esta semana es uno gráfico, es una foto de una tumba, localizada entre los materiales del legado de Jesús Ynfante. Ha sido elegido por variar un tanto la documentación habitual y porque lo que aparece en ella ha llamado nuestra atención. El texto es el siguiente:
EL CIUDADANO ANTICLERICAL
RICARDO MORÁN MORENO
Falleció en esta ciudad el 3 de agosto de 1910
Y después de unos símbolos grabados en la losa, la siguiente frase, que explica y amplía lo que se recoge en la primera expresión:
DESCATOLIZAR A LAS JENTES
Y HABRÉIS HECHO UNA OBRA
DE PROGRESO
Sobre esta lápida hemos localizado información, concretamente, en un libro de 2018 titulado Peñaranda de Bracamonte durante el reinado de Alfonso XIII de Higinio Orgaz Díaz, Beatriz Orgaz Sánchez y María I. Orgaz Sánchez. En él se recogen noticias publicadas en periódicos y revistas del periodo comprendido entre 1901 y 1910 que ofrecen una vívida imagen de la vida de la ciudad y de sus gentes.
Y resulta que sobre el fallecimiento de tan relevante ciudadano, existe una breve nota, pero que da cuenta del entierro del difunto a nombre de quien está la lápida y la transcribimos a continuación:
«Gran duelo por un republicano»
El entierro de Ricardo Morán Moreno, anticlerical y consecuentemente republicano peñarandino, que tuvo lugar en el cementerio civil de Peñaranda, constituyó una gran manifestación de duelo a la que acudieron más de 400 personas, de todas las clases sociales, y la banda municipal de música. Morán fue un hombre de un trato muy amable y cordial, que se significó por su competencia en el campo de la pintura y la decoración (también vendía confituras) El ataúd fue precedido de dos banderas nacionales portadas por los jóvenes Díaz Bruno y Centeno. El duelo estuvo presidido por dos familiares del difunto y cuatro prestigiosos republicanos peñarandinos, Luis de Dios, Vicente Moreno Blanco (enterrado tres años después en sepultura aneja), Francisco Ruipérez y Marcos Sánchez Melero.
Hemos podido comprobar cómo sus familiares, amigos y correligionarios no ahorraron en ofrecer a su compañero un entierro digno y sentido, valorando cuanto de bueno existía en su persona y cómo sus posturas que, quizá incluso hoy en día podrían generar controversia, hace 110 años fueron aceptadas sin ningún tipo de animadversión ni animosidad.
El anticlericalismo es una posición ideológica que podemos avistarla ya desde finales del s. XVIII, ya que la Ilustración significó un movimiento defensor de la ciencia, en contra de la superstición y los dogmas. Desde una posición racionalista, se arremete contra el poder de la Iglesia como defensora de la superchería y la ignorancia que favorecía la credulidad de sus doctrinas entre las gentes iletradas. Considera, por tanto, a la Iglesia como responsable del retraso cultural, científico y social de la sociedad y como un auténtico obstáculo para el avance y el progreso, como se expresa en la última frase de la lápida.
Esta ideología encontró un terreno propicio para germinar entre los movimientos liberales, contrarios al absolutismo y al carlismo en el s. XIX y, si bien no alcanzaron a verse reflejados en los textos constitucionales, sí que podamos considerarlos cercanos al gran proceso desamortizador, especialmente en el llevado a cabo por Mendizábal. Ya en el siglo XX el anticlericalismo fue de la mano de los movimientos obreros, con especial incidencia entre el anarquismo y, en general, con los postulados republicanos, como podemos comprobar en la nota de prensa peñarandina que hemos reproducido más arriba. Precisamente será durante el segundo período republicano en España cuando en su carta magna se recojan estos planteamientos llegando a establecer una importante separación de la Iglesia y el Estado, manteniendo a la institución católica fuera del ámbito de la enseñanza, por ejemplo, uno de los grandes apoyos que siempre ha tenido la institución eclesiástica para extender sus doctrinas.
No obstante, nuestro personaje no llegó a ver esos que, sin duda para él habrían sido importantes logros, ya que falleció 21 años antes de que se proclamara de la II República y se aprobara su texto constitucional. Sin embargo, sí que puede ser de interés reseñar que su fallecimiento ocurrió mientras sucedía el gobierno presidido por el liberal José Canalejas y, por tanto, los últimos momentos de su vida coincidieron con un período de mayores libertades, dentro del encorsetado momento de la Restauración en España.
Desconocemos cómo y en qué circunstancias llegó esta foto a estar en poder de Jesús Ynfante. Hay una segunda foto en la que aparece un hombre joven sentado sobre ella, sin que podamos identificarlo y, por tanto averiguar una posible relación de esta visita a la tumba del anticlerical Ricardo Morán, ya que hay que desplazarse hasta Peñaranda de Bracamonte, municipio de la provincia de Salamanca para verla. Sin embargo, nuestro conocimiento de Ynfante y su obra nos hacen pensar que su posicionamiento respecto al clero y la Iglesia no debían estar muy lejos de las del fallecido, que eligió colocar un mensaje imperecedero en su tumba, como una permanente declaración de principios.