Entre los libros donados por el gibraltareño José Netto nos sorprende y cautiva, entre otros muchos, este bello y singular ejemplar de poesías, Romancero de la Libertad, de Gregorio Oliván García, publicado en París en el verano de 1947 por Solidaridad Obrera, la “Soli”, que tras salir a la calle en 1907, y pasar por muchas vicisitudes, acaba por estas fechas reconvertido en el órgano de expresión del Movimiento Libertario y la CNT en Francia.
…Yo que cuando era español
nunca lloré por España
hoy vivo de sus recuerdos
y los cultivo en campana
regados de mudo llanto
y abonados con amarga
penita de desterrado.
¡Invernadero del alma!
¿Qué sol ha de calentarles
si en esta tierra de Francia
el sol -ay, sol de allá abajo-
tiene la cara velada?…
La Biblioteca de la Casa de la Memoria custodia con orgullo en sus estanterías numerosos ejemplos de libros -y con ellos en cierta manera de sus autores- que tras décadas de oprobio lograron desandar los pasos perdidos del exilio y regresar al territorio y ámbito literario del que fueron expulsados. Francia, México, Argentina, URSS, Cuba, Reino Unido, China, Estados Unidos, y de hasta una decena larga más de países se compone esta Geografía-Bibliografía del destierro y la diáspora republicana que ponemos a vuestra disposición.
Nómina que se ve incrementada hoy gracias al legado de este histórico activista sindical y al lugar donde han transcurrido su vida y su lucha: Gibraltar.
Siguiendo si se me permite con este símil geográfico-bibliográfico, del mismo modo que el Peñón imanta a las nubes de levante, su condición casi insular y fronteriza con un país donde por desgracia triunfó el fascismo atrajo también a numerosas publicaciones procedentes de latitudes más democráticas, permitiendo que nuestra comarca se viera influenciada aunque sea muy de soslayo por renovados aires de libertad y pluralismo. La biblioteca personal de José Netto, gran aficionado a la poesía, y la de su sindicato irían creciendo con libros como el que nos ocupa y otros tantos que al otro lado de la Verja serían imposibles de conseguir, o en el mejor de los casos se consumirían en la hoguera de la clandestinidad y el miedo.
…De todo lo que fue mío
se hizo expolio o alcabala;
escupieron mi memoria
por no llegarme a la cara
y no me queda allá abajo
más que un recuerdo de lágrimas.
¿Qué imán, acero a mi acero,
puede atraerme aún a España?…
¿Pero quién conoce a Gregorio Oliván, quién le recuerda, en todo caso? Para nada resultaría extraño que muy poca gente levantara la mano. Cuarenta años de silencio impuesto durante la Dictadura, más otros tanto de silencio interesado durante la Transición, más los propios conflictos internos entre las organizaciones anarcosindicalistas en este último período, dan como resultado que este movimiento social y político, y sus militantes, tan influyentes y decisivos en la primera mitad del s. XX sean hoy día unos grandes desconocidos para la inmensa mayoría.
Nacido en 1907 en Zaragoza, Gregorio Oliván se graduaría en Derecho y en Filosofía y Letras y ejercería ocasionalmente de juez en los años de la II República. Debieron ser muy contados los casos de militantes en la CNT con esta formación tan específica, pero al parecer hizo buena praxis de ella puesto que al ser destinado como juez a Herrera del Duque (Badajoz) combatió con firmeza a los usureros. En 1937 fue nombrado juez del Tribunal Central de espionaje en Barcelona, y poco más se sabe de su curriculum en España hasta la toma de la ciudad condal por los fascistas en enero de 1939, cuando junto a su familia pasa definitivamente a Francia.
En el país vecino sigue prestando sus servicios como consejero jurídico de la CNT, pero se gana la vida como artesano peletero. Será por estas fechas y hasta su prematuro fallecimiento en 1961 cuando Gregorio muestra con más energía su amor por la literatura y su vínculo con la cultura en general. En 1947, además de publicar su romancero, obtiene el premio “Concurso teatral y lírico” patrocinado por la sección de propaganda del Movimiento Libertario Español (MLE-CNT) con su obra poética Claro de Luna; participa como Director artístico de la compañía teatral de Teodoro Monge Villar y colabora en la “Exposición de arte español exiliado” celebrada en la Cámara de Comercio de Toulouse.
Sin duda, la fama poética no le alcanzaría en vida a Gregorio Oliván, como tampoco desafortunadamente sus sueños de libertad. Pero si algo define su obra, como a la mayoría nacida del movimiento libertario, es el afán por extender la cultura, el arte y en definitiva la formación personal a todas las capas de la sociedad. Esa labor callada pero tenaz que huye de los laureles quizá sea la mejor seña de identidad de su poesía, puesto que como él mismo dice en la introducción de su romancero: “Quien sea pues libre, piense, sienta, posea un sentido innato o adquirido de lo Bello y sepa expresarlo, puede llamarse Poeta“.
Desde la Biblioteca de esta Casa nos comprometemos a reivindicar su memoria y su Romancero de la Libertad, del que quedan apenas cuatro ejemplares en bibliotecas universitarias, y dos en la Biblioteca Nacional, disponibles como es natural en formato digital. Este será también nuestro siguiente paso a seguir, la digitalización de este libro, así como de aquellas publicaciones que lo requieran por motivos de preservación.
(Notas biográficas extraídas de la web del l´Ateneu Llibertari Estel Negre).