El presidente del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar, Andrés Rebolledo, participó el 21 de octubre de 2019 en las II Jornadas “Gijón, una ciudad con memoria”, celebradas en la Antigua Escuela de Comercio gijonesa y organizadas por la Agrupación Municipal Socialista de esta ciudad asturiana. Andrés Rebolledo, que fue presentado por Ángeles Moro, coordinadora el Grupo de Trabajo de Memoria Histórica de la entidad organizadora, explicó la génesis, características y actividades de la Casa de la Memoria La Sauceda, de Jimena de la Frontera. Su intervención la ilustró con varios vídeos de corta duración sobre el proceso de creación y el desarrollo de la Casa de la Memoria. El presidente del Foro estuvo acompañado por Alfonso Guerrero, coordinador regional de Participacion Ciudadana del PSOE.
Resumen de la comunicación de Andrés Rebolledo
Soy Andrés Rebolledo Barreno, nieto y sobrino nieto por parte materna y paterna de tres de los más de 60.000 andaluces y andaluzas asesinados por las fuerzas franquistas durante el golpe de estado, la guerra de 1936-39 y la represión y dictadura posterior. Presidente del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar y de la Asociación de Familiares Represaliados por el Franquismo en La Sauceda y el Marrufo (AFRESAMA). Coordinador de la exhumación del Marrufo y de la Casa de la Memoria la Sauceda.
Crecí sin abuelo materno. Y mi madre sin padre, porque cuando a su padre lo asesinaron ella tenía solo año y medio, la menor de cuatro hermanos. En mi pueblo, Jimena de la Frontera, en la provincia de Cádiz, hay más de cien familias en circunstancias parecidas a las mías y en el Campo de Gibraltar más de mil. Somos muchos los que hemos echado en falta a un abuelo o una abuela y los que cuando de pequeños nos preguntaban por qué no teníamos abuelo respondíamos que no sabíamos, que había muerto en la guerra.
Lo poco que mi madre me contaba de su padre y su tío no satisfacía por completo la inquietud que desarrolle en mi juventud por saber algo más sobre ellos. En 2009 organizamos, entre varios grupos sociales unas jornadas en Jimena sobre memoria histórica. Allí nos reunimos una serie de personas que llegamos al compromiso de empezar una investigación para saber qué había pasado durante la guerra en nuestro pueblo y en el valle de La Sauceda, el lugar donde nació mi madre, el único pueblo de Andalucía, y creo que de España entera, que fue borrado del mapa para siempre por la represión franquista tras ser bombardeado.
Nuestro compromiso fue consecuente y duradero. Aún hoy sigue vivo. Y desde aquel 2009 hemos hecho muchas cosas. Primero hicimos un grupo de historiadores e investigadores que recopilaron testimonios de familias de víctimas del franquismo en los pueblos de alrededor. Fundamentalmente Jimena, Ubrique, Alcalá de los Gazules, Cortes de la Frontera y Jerez. También consultaron en los archivos y fuimos atando cabos y pudimos ir poniendo fechas, nombres y lugares a lo sucedido. La Sauceda tenía unos 1.500 habitantes en 1936, pero la llegada de refugiados que huían de las matanzas franquistas desde el noroeste de la provincia aumentó la población a los 2.000. El 31 de octubre de 1936, día del bombardeo y la invasión los franquistas mataron a más de cincuenta personas. Tras la ocupación del pueblo, los falangistas y las tropas regulares incendiaron todas las casas después de saquearlas y llevarse todo lo que pudieron. A los supervivientes que capturaron los llevaron a un cortijo cercano, el Marrufo, al que convirtieron en un centro de detención, tortura y asesinato. Los historiadores calculan que allí fueron asesinadas entre 300 y 600 personas. En 2011 empezamos a tener pruebas del genocidio allí cometido. Gracias a una subvención del Ministerio del Presidencia hicimos unas prospecciones y catas y localizamos los restos de cuatro personas con signos de haber sido maltratadas y fusiladas en un claro del monte cercano a los edificios del cortijo. Y al año siguiente, gracias al apoyo de un familiar con poder económico hicimos allí mismo las exhumaciones. Logramos sacar los restos de 28 personas, 5 mujeres y 23 hombres, todos con signos de violencia, amarrados con alambres en sus muñecas y con el tiro de gracia en los cráneos.
El 2 de diciembre de 2012 dimos digna sepultura a los restos de las 28 personas en el antiguo cementerio de La Sauceda, que también rehabilitamos nosotros con el apoyo económico del familiar citado. Las pruebas de ADN nos permitieron saber meses después la identidad de trece de los 28 exhumados. Y hoy figuran sus nombres en las pequeñas lápidas del mausoleo construido en el cementerio donde reposan. Centenares de personas llegadas de toda Andalucía participaron en el homenaje que allí les dimos el 2 de diciembre de 2012.
Pero no paramos ahí. Pusimos una denuncia en el juzgado de Jerez, que fue archivada. Recurrimos a la Audiencia provincial y también la archivó. Amparados por un aparato judicial en gran parte heredero del franquismo, los jueces se han escudado en la Ley de Amnistía de 1977 para decir que los crímenes de los funcionarios, militares, policías y dirigentes del franquismo están perdonados, y que por eso no hay nada que investigar ni fosas que descubrir. Europa, la ONU, y todos los organismos internacionales de derechos humanos no paran de ponerle la cara colorada al Gobierno español recomendándole la derogación de la ley de amnistía, entre otras recomendaciones relacionadas con la simbología franquista hoy dia existente en calles y plazas, apertura de archivos, exhumación de fosas, anulación de condenas, etc…. Los crímenes de genocidio y los crímenes contra la humanidad nunca prescriben. Es obligación del Estado investigarlos y reparar a las víctimas y sus familiares.
Nosotros hemos entregado toda la documentación sobre La Sauceda y el Marrufo y la de los 600 asesinados en el Campo de Gibraltar al Grupo de Trabajo de la ONU sobre Desapariciones Forzosas e Involuntarias y a los abogados de la querella presentada en Argentina contra los criminales franquistas que investiga la jueza María Servini.
Más de 80 años después de asesinados, los huesos de mi abuelo, de mi tío abuelo y de más de 100.000 personas en toda España siguen pidiendo justicia. No sólo piden que los desenterremos, también piden que los devolvamos a sus familias, que les demos un entierro digno, que les permitamos descansar en paz. Que restablezcamos su dignidad. Que averigüemos quiénes los mataron, que se juzguen los crímenes y se repare a sus familias. Y si alguien (Ejército, Guardia Civil, Iglesia católica, Tribunal Supremo, o presidente de Gobierno) pide perdón y condenan de manera oficial al franquismo en toda su amplitud por tanto crimen y tanta infamia, mucho mejor. Debería ser su obligación.
Además de todo lo dicho, el Foro y Afresama hemos hecho muchas cosas. Entre otras abrir en Jimena una Casa de la Memoria, un espacio público en el que hacemos una labor constante de concienciación, divulgación e investigación sobre la memoria y reivindicamos la verdad, la justicia y la reparación. Es una labor que también hacemos en institutos de secundaria y bachillerato, universidades, asociaciones culturales y en todos los ámbitos de la sociedad que reclaman nuestra presencia. ¿Por qué seguimos en ello? Primero porque creemos en la justicia de nuestra causa y segundo porque todo lo que hacemos lo hacemos desde el rigor y desde la unidad. Rigor científico cuando los arqueólogos hicieron las excavaciones, cuando los antropólogos analizaron los restos óseos de nuestros antepasados asesinados, cuando recibimos a los estudiantes de bachillerato en la Casa de la Memoria, o cuando organizamos los seminarios de memoria histórica en los Cursos de Verano de la Universidad de Cádiz en San Roque. Y unidad porque aunque somos una organización que hace una labor política e independiente. En el Foro y en Afresama hay gente de ideologías diversas, nos respetamos y aparcamos nuestras diferencias cuando de trabajar unidos por esta causa se trata. Los muertos nos unen. Los fascistas no distinguían, a la hora de asesinar a nuestros familiares entre socialistas, republicanos, comunistas o anarquistas o simplemente ciudadanos simpatizantes de la libertad, la democracia y la Republica. Frente al fascismo siempre vamos a estar unidos. Y unidos debemos estar al enseñar a la gente joven la receta para que no haya más fascismo en esta tierra: más libertad, más democracia y más igualdad.
Reflexión final
La falta de un relato verdadero durante toda la dictadura, el silencio y el miedo impuesto a todas las víctimas, la imposibilidad de localizar y reclamar o recuperar los restos de sus seres queridos fusilados y el estigma que todo esto provoco a millones de personas en este país durante tan largo periodo se puede considerar como el mayor trauma generacional reciente sufrido por una sociedad durante tan largo tiempo. Trauma aun no resuelto por la falta de ese relato y por la ausencia de un duelo y un proceso social y global. Mientras el estado no asuma la responsabilidad que como tal tiene de esclarecer los hechos, hacer justicia y reparar a las víctimas no se conseguirá una sociedad curada de semejante trauma.
A esto se llegaría exhumando todas las fosas comunes y entregando a sus familiares los restos con el análisis de ADN correspondiente, la eliminación de toda la simbología franquista existente y que campa a sus anchas por miles de pueblos, calles y plazas de este país, la anulación de condenas existentes en los archivos oficiales estando vigentes a día de hoy las causas imputadas a estos inocentes, crear una comisión de la verdad y restaurar todos los bienes incautados a los republicanos fusilados y represaliados. También y no menos importante, investigar los casos de niños robados desde el inicio de la dictadura hasta bien entrada la democracia. A partir de ahí podríamos empezar a hablar de trauma resuelto, responsabilidades de estado cumplidas y un país coherente con sus aspiraciones y proyecciones.
VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN PARA LAS VIXCTIMAS DEL FRANQUISMO.