El proyecto Una biblioteca para la memoria, que desarrolla la Casa de la Memoria La Sauceda con el patrocinio del Ministerio de Cultura, dentro del Plan de Fomento de la Lectura 2017-2020, preveía la implicación de bibliotecas de otras tres comunidades autónomas. Por este motivo, representantes de la Casa de la Memoria participaron en un encuentro personal con bibliotecarios de las siguientes bibliotecas:
- Koldo Mitxelena Liburutegia. Biblioteca. San Sebastián. Responsable: Susana Araiz Ramírez.
- Instituto Navarro de la Memoria. Pamplona. Responsable: César Layana.
- Ateneo de Madrid. Biblioteca. Socio bibliotecario: José María Nogales.
En estos encuentros, celebrados los días 5 y 6 de abril de 2019, se abordó, entre otros asuntos, la problemática sobre la clasificación y catalogación de los libros considerados dentro de la temática de “memoria histórica”.
Las aportaciones de estos bibliotecarios y las implicaciones derivadas de sus valoraciones han servido para orientar la política de clasificación de los fondos especializados de la Biblioteca de la Casa de la Memoria.
Estos encuentros con bibliotecarios se trasladan a un documental que se incorpora al canal de Youtube de la Casa de la Memoria.
Transcribimos en primer lugar el encuentro mantenido el sábado 6 de abril de 2019 en el despacho de Azaña del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid (c/ Prado, 21) con el socio bibliotecario José María Nogales Herrera, que a su vez es presidente de la Federación Española de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Arqueólogos, Museólogos y Documentalistas (ANABAD).
Sobre el origen del Ateneo, José María Nogales afirma: “El Ateneo está a punto de cumplir su segundo centenario de existencia. La propia creación de la institución está muy vinculada al exilio precisamente, y al exilio liberal en el siglo XIX. Fueron liberales españoles exiliados en Europa, fundamentalmente en Francia e Inglaterra, quienes vieron [la necesidad de] esta institución y al llegar a España se pusieron manos a la obra para formar una institución de estas características, un ateneo científico, literario y artístico, que daba cobertura a las ansias intelectuales sobre todo del liberalismo español.
También desde el principio está muy vinculado a la historia del republicanismo. Entre sus presidentes y directivos ha habido prácticamente la totalidad de la élite intelectual y política española, que ha estado presente en el Ateneo.
El Ateneo sustituyó, entre comillas, muchas veces al Congreso de los Diputados, otras veces lo complementó, quizá por la cercanía geográfica dentro del urbanismo de Madrid (estamos muy cerca una institución de otra), y qué duda cabe de que ha sido una pieza clave para el desarrollo científico y cultural de nuestro país. En eso intentamos continuar, humildemente, claro está”.
Con respecto a las actividades que desarrolla esta institución, Nogales expresa: “Una parte fundamental de este Ateneo, de esta Docta Casa, la constituye el desarrollo de las actividades que llevan a cabo sus secciones y sus agrupaciones diversas”.
El tema fundamental de este encuentro consiste en la organización y los fondos de la biblioteca. José María Nogales explica estos aspectos referidos a la biblioteca del Ateneo de Madrid: “También es fundamental para nosotros, y en atención a los socios que así lo necesitan y lo quieren, la atención de la biblioteca. La biblioteca ha sido emblemática en Madrid durante toda la asistencia del Ateneo. Era una biblioteca abierta incluso por la noche, hasta altas horas, por lo cual en todo momento fue un foco de discusión política, de discusión cultural y de actividad intelectual. Por lo tanto, seguimos cuidando mucho la biblioteca, y ese es el cometido que tenemos precisamente nosotros, seguir incrementándola, aunque en los últimos años hemos de decir que el presupuesto propio del Ateneo se ha dedicado en muy corta medida a la adquisición de fondos y al incremento, por lo tanto, de la biblioteca”.
Con respecto a la procedencia de los fondos bibliotecarios, este directivo del Ateneo explica: “Rrecibimos continuamente donaciones importantes. Ayer mismo [5 de abril] se recibió un legado de don Antonio Buero Vallejo, entregado por su vuida y su hijo. Son donaciones que recibimos con un cariño especial y como homenaje a las personas que deciden hacernos beneficiarios de su legado, no por lo que vale materialmente, que en muchos casos también tiene ese valor, por supuesto, pero siempre por lo que significa en el entorno cultural. Tener parte de la biblioteca de Buero Vallejo y de tantas y tantas personalidades que la han ido donando nos enorgullece y nos hace responsables de cuidar este legado importante”.
Otro apartado destacado del encuentro lo constituyó la consideración de los títulos que podrían agruparse dentro del descriptor de memoria histórica. A este respecto, José María Nogales expresa: “Evidentemente, en la tradición biblioteconómica española no hay el cuidado de tener un lugar especial en la clasificación. Normalmente se utiliza la Clasificación Decimal Universal, en España la CDU; en otras partes, la que se prepare ad hoc, en atención a las características de la biblioteca y la institución. Pero en la CDU no hay un espacio específico para la memoria histórica, para la memoria democrática, entre otras cosas porque cuando se desarrolló la CDU este concepto no era del interés de los bibliotecólogos ni de la sociedad, porque los bibliotecólogos actúan en función de la propia sociedad”.
De todas formas, dada la relación histórica del Ateneo con los fenómenos del exilio y el republicanismo, existe una vinculación que se manifiesta asimismo en los fondos bibliográficos. Sobre este asunto, dice el socio bibliotecario: “Hablamos del origen del Ateneo y de su origen vinculado al exilio y desde luego, qué duda cabe, que en el siglo XX, tras la guerra civil española, en estos ochenta años que estamos ahora conmemorando precisamente, el exilio republicano tuvo una importancia enorme, desde don Manuel Azaña hasta don Antonio Machado, pasando por una relación inagotable de intelectuales de primer orden que desde el primer momento tuvieron que salir de España. Y eso sin contar con el exilio interior, que también tuvo aquí su lugar. El hijo de don Antonio Buero Vallejo ayer recordaba cómo su padre, que se hizo ateneísta en el año 1947 (ayer exhibíamos su ficha de ingreso), tenía en el Ateneo su cuartel general, y aquí es donde desarrollaba gran parte de su actividad intelectual y también política, que la ejerció a su modo y a su manera. Por lo tanto, siendo todos estos ateneístas exiliados y teniendo como tenemos memoria de ellos, no hay [sin embargo] un apartado específico para la clasificación del fondo bibliográfico o hemerográfico, en su caso, como punto de interés denominado exilio español o memoria histórica. Mi intención es crearla, una vez que se produzcan las nuevas e inminentes elecciones; es crear precisamente un punto de interés para que el libro esté clasificado”.
José María Nogales abunda en este asunto: “Existe la relación de todos los ateneístas exiliados y también de los que fueron perseguidos e incluso exterminados, según qué casos, y entonces aprovechar esas relaciones que existen para crear ese punto de interés. Es lo que vamos a hacer porque creo que es lo que corresponde, desde un punto de vista técnico: mantener el libro catalogado y clasificado en el lugar en el que hasta ahora ha estado (siempre se puede rectificar alguna cosa, pero respetando el trabajo técnico realizado hasta ahora, que ha sido muy importante), pero aportar este valor para que quien tenga interés, con comodidad, incluso en la distancia, mediante alguna aplicación web, pueda acceder al menos al catálogo de esos fondos, descritos específicos como parte de la memoria histórica española. Estamos en este año del 80 aniversario, y creo que puede ser una de las aportaciones fundamentales del Ateneo a esta causa”.
[Entrevista realizada por Fernando Sígler. Imágenes y vídeo: Juan Carrasco].