En un comunicado, el Foro por la Memoria expresó: “Pilar Infante, hermana del escritor fallecido el verano pasado en Los Barrios, hizo una breve semblanza biográfica de Jesús y con una sola anécdota dibujó su personalidad, su pasión por el conocimiento y la investigación y la maravillosa testarudez con que perseguía sus objetivos: Contó Pilar que a su vuelta de un viaje a Londres, cuando aún era muy joven, Jesús trajo su maleta llena de periódicos de páginas de color rosa. Su madre le preguntó qué había hecho con su ropa y él dijo que se la había regalado a un amigo, que él necesitaba espacio para traerse desde Londres aquellos periódicos que tanto le interesaban. Eran decenas de ejemplares del Financial Times, la biblia para los economistas de entonces, que sedujo a un futuro estudiante de Economía, Derecho y Periodismo. El enfado y la reprimenda materna no achicaron a Jesús, pues acto seguido empapeló con las páginas del periódico todas las paredes de su cuarto, en su casa familiar de Jerez. “Para mí aquello no tenía sentido, pero supongo que Jesús disfrutaría viendo, al despertarse o antes de dormirse, los titulares o las noticias de aquel periódico puestas en las paredes”, contó Pilar. “Era la rareza de un excéntrico, que es la mejor forma de describir a mi hermano” dijo Pilar. Un excéntrico productivo y delicioso, cabría añadir, al ver con el paso del tiempo cómo su pasión por la economía, la política y la investigación le llevaron a escribir libros imprescindibles para entender lo que fue la dictadura franquista en España, desde el punto de vista económico e ideológico”.
“Eso fue lo que dijo Pablo Bianchi, uno de los mejores amigos de Jesús en el Campo de Gibraltar, buen conocedor de su obra, que definió a Jesús como un Quijote y recordó cómo acuñó el término fascismo clerical para referirse a todo el entramado de la Iglesia católica más reaccionaria, con el Opus Dei a la cabeza. Bianchi no dudó en asegurar que Jesús Ynfante es el escritor anticlerical más importante de los últimos cincuenta años y uno de los que más ha hecho por arrojar luz para comprender cómo ese fascismo clerical dominaba y sigue dominando aún buena parte de los resortes de poder de este país. Quizás su empeño en enfrentarse a los poderes es, a juicio de Bianchi, lo que explica el boicot editorial que sufrió Ynfante en sus últimos años de vida.
Sindicalista de Comisiones Obreras en el puerto de Algeciras y activo militante de la causa saharaui, Bianchi contó cómo Jesús Ynfante se involucraba hasta el fondo en lo que creía justo. Recordó también cómo su pasado antifranquista le seguía pasando malas jugadas ya en plena democracia. Contó Bianchi que durante una protesta contra las autoridades marroquíes en Algeciras, Jesús fue identificado por la Policía Nacional y acto seguido detenido porque al comprobar sus antecedentes los policías vieron una orden de busca y captura de los años setenta por una denuncia contra él del banquero Emilio Botín. La orden ya estaba caducada, pero fue utilizada por los agentes policiales para apartar al escritor de las puertas del hotel Cristina donde Jesús y otras decenas de personas criticaban los crímenes de las autoridades marroquíes contra el pueblo saharaui y estaban estropeando la recepción oficial organizada por el consulado de Marruecos a las autoridades españolas con motivo de la Fiesta del trono. “Jesús armó tal pollo en la comisaría que al final tuvo que venir el comisario jefe a pedirle disculpas” recordó Bianchi.
Andrés Vázquez de Sola dijo que Jesús y él tuvieron carreras paralelas pues ambos trabajaron en Francia y en España en los mismos lugares: Le Cannard Enchaîne, y El Cocodrilo, ambas revistas de sátira política. En la primera ambos trabajaron durante años porque era una revista abierta y plural, con una clara orientación de izquierdas, pero en la segunda, en la que ambos fueron directores, sus carreras fueron muy corta cuando descubrieron que los dueños eran personajes de la derecha que sólo querían desgastar como fuese al primer Gobierno socialista de la democracia. Vázquez de Sola recordó también a Carmen, hermana de Jesús, de carácter e ideas muy parecidas a las de él, que también vivió en Francia. El periodista y pintor recordó cómo a Carmen le gustaba vestirse como una gitana y llevar a su hijo pequeño a la espalda fuertemente sujeto por una tela y cómo un día, por su aspecto, no la dejaron subirse a un autobús. Aquello le salió caro a la compañía de transportes parisina porque Carmen ganó la denuncia por racismo que puso contra el conductor y la empresa y recibió una buena indemnización.
José Ignacio Domínguez, abogado y piloto de aviación, ex portavoz en el exilio de la Unión Militar Democrática (UMD), narró cómo conoció a Jesús en París y cómo le ayudó en todo lo que era el trabajo de prensa y relaciones públicas de la organización militar clandestina que luchaba por el fin de la dictadura. Y narró dos anécdotas muy ilustrativas y sabrosas. La primera sobre una noche en que él le presentó a Jesús al capitán Fernandes, un militar portugués que estaba también en el exilio, pese a que ya había sido derrocada la dictadura de Salazar, por haber repartido armas a los campesinos portugueses para defender la revolución. Los tres estuvieron toda la noche de copas y cuando cogieron un taxi para volver a casa conocieron a un taxista que era de Ubrique, pueblo natal de Jesús y sus hermanas. Aquel encuentro motivó una celebración nueva y unas cuantas copas de más que dieron como resultado una noche de euforia y melancolía. Resultado: Los tres se fueron al aeropuerto y compraron un billete de avión para el capitán portugués, presa de un ataque de morriña por su familia y su patria. Al día siguiente Fernandes fue detenido en su casa de Lisboa y pasó un año largo en prisión.
Y la otra anécdota se refería a la querella que Jesús Ynfante le ganó a Ricardo de la Cierva, el historiador oficial del franquismo, que en uno de sus últimos libros decía que Jesús Ynfante era un cantamañanas. El relato de las peripecias del juicio, que era el primero al que Domínguez asistía como abogado, provocó la hilaridad del público asistente al homenaje. El juicio, interrumpido varias veces por la protesta del juez y del abogado defensor, enfadados con las respuestas poco ortodoxas del demandante, lo ganó Jesús, que llegaría a cobrar después una indemnización de 400.000 pesetas, después de que en voz alta, en una pausa de la sesión, clamara a voz en grito por los pasillos del juzgado que iba a informar del mal trato recibido a Cristina Alberdi, que había sido su novia y que en aquella fecha era ministra de Justicia del Gobierno socialista.
De Carmen Ynfante también habló Mauricio Gil, escritor y crítico literario jerezano cuando le tocó el turno de recordar a su amigo Jesús: “Amaba la poesía y conocía a los poetas. Tal vez, de ahí nuestra amistad, tan pronto nos presentó su increíble hermana Carmen y hablamos por vez primera. Fue en la casa donde yo vivía entonces, que había sido de un antiguo ejecutivo de Rumasa y tenía un vicio oculto: estaba plagada de termitas. Curiosamente, Jesús Ynfante había publicado una novela satírica sobre el entramado de Ruiz-Mateos titulada El silencio de la termita”. Gil recordó luego otras virtudes del escritor ubriqueño-jerezano: “Los recuerdos son muchos, tan abundantes como su liberalidad. Compartíamos la pasión de las letras, pero también por el vino, y por el vino de Jerez. A la presentación de mis Cuentos con alcohol, en la Feria del Libro de Cádiz de 2002, trajo un surtido inolvidable de botellas de 51 Primera y Amontillado del Duque para agasajar a la concurrencia. Su sibaritismo competía con su generosidad”.
Juan José Téllez explicó que su relación personal no fue muy profunda, pero que Jesús Ynfante fue para él un mito de juventud cuando vivía en Cádiz y buscaba libros prohibidos en los últimos años de la dictadura. En una de aquellas librerías gaditanas Téllez logró comprar La aventura prodigiosa del Opus dei. Génesis y desarrollo de la santa mafia, obra que lo fascinó por su valentía al denunciar a una secta que todavía maneja en gran medida a la Iglesia católica y por tanto a buena parte de la humanidad. Y no solo por eso, sino también por el rigor periodístico de Jesús Ynfante: “Yo quería ser periodista y aquel libro se me antojaba como una formidable escuela de periodismo”. Téllez recordó todos los títulos de los libros que publicó Jesús y citó el mensaje que el Centro Andaluz de las Letras, del que es director, publicó cuando tuvo noticia del fallecimiento del escritor en el mes de julio pasado. “Sentimos la pérdida del escritor jerezano Jesús Ynfante, autor heterodoxo que vivió el exilio. Nuestro más sentido pésame a su familia y amigos”. Y añadió: “En el fondo me relamía divertido pensando qué pensaría el anarquista Jesús Ynfante de que el Estado, al final de su vida, al menos, le regalara un piropo”.Intercalados entre los discursos, los asistentes al homenaje pudieron ver tres montajes audiovisuales. En el primero de ellos se recuerda la intervención de Jesús Ynfante en un programa de La Clave, en TVE, en 1984, en el que se habló sobre el Opus dei. En otro se recupera una grabación en audio en la que Jesús conversa con Ana Mateos Mena, hija de un fusilado por las tropas franquistas en Casares, en la que él explica cómo le nació la conciencia política y luego se añaden fragmentos de un documental sobre la corrupción económica del franquismo en el que participó el escritor. Y el tercero es un montaje con fotos de la vida de Jesús, desde sus primeros años de la infancia hasta su estancia en la comarca del Estrecho, como a él le gustaba llamar al Campo de Gibraltar.
El cantautor escocés Roberto Ross interpretó dos canciones maravillosas que conmovieron al público, añadieron emoción a la noche y sirvieron de prólogo musical antes del penúltimo de los actos del homenaje: El descubrimiento de una placa en la biblioteca de la casa con la que se señala el rincón de Jesús Ynfante, donde se agrupan los libros que él publicó y parte de los que guardaba en la biblioteca particular de su casa de Los Barrios.
Lo último fue un aperitivo del que pudieron disfrutar todos los asistentes al homenaje. Julio Luque, amigo jerezano de Jesús, que vino acompañado de otros paisanos, tuvo a bien traer unas cuantas botellas de fino, amontillado y oloroso que ayudaron a liberar más recuerdos en petít comité y a brindar con sincera emoción en recuerdo del amigo perdido”.
[Reportaje fotográfico: Fernando Sígler]